El verbo barajar aparece testimoniado ya durante el siglo XII con el sentido «reñir», «pelearse».
Por el dorso tienen todas un mismo diseño con el objeto de que no sea posible identificarlas.
[4] Si alguna tiene un elemento en el dorso que permitiera reconocerla, se llama carta marcada e implica la nulidad de toda la partida.
Además, puede haber cartas especiales, como el comodín o los arcanos mayores del Tarot que no pertenecen a ningún palo.
Para los números más altos, esto se omite y, en su lugar, aparecen figuras, que es la representación de una persona.
Y en estos casos, el número puede reemplazarse por la inicial del nombre de la figura.
Hay diferencias de opiniones sobre si los naipes se originaron en la India, o si se usaron primero en la China o Egipto, aunque la opinión mayoritaria es que habrían sido creadas durante el siglo XII, en China.
En la India se jugaba el Dasavatara Ganjifa, juego que está formado por una baraja con diez palos basados en los diez avatares o reencarnaciones del dios Visnú: pescado, tortuga, jabalí, león, enano, hacha, arco y flecha, rayo, caracola y caballo.
Lo más probable es que los naipes llegasen a Europa desde Oriente, introducidos por los árabes a través de los reinos cristianos de España, aunque también se dice que fueron traídos por los cruzados.
[11] El padre jesuita Menéstrier (1631-1705), en un artículo publicado en 1702, en el Journal del Trévoux, expone que las primeras cartas francesas se fabricaron en España en 1392 para entretenimiento del rey Carlos VI, aquejado de ataques de «melancolía», y que el juego simbolizaba la estructura feudal.
[12] Una nueva teoría es que los ases de ciertas barajas están directamente inspirados en las monedas romanas llamadas Aes.
Con el tiempo perdió los números 2 al 5, ambos inclusive, quedando una baraja de treinta y seis cartas.
Algunos explican que los palos de la baraja francesa significan los cuatro pilares de la sociedad en la Edad Media: Amarraco, asistir, barajar, baza, cortar, envidar, fallar, guindis, mano, mazo, montar, pasar, pinta (señal)[15] o seña, postre, renuncio, triunfo.
En algunos países se conoce la espada como «pica», «corazón negro» y el diamante como «rombo», «coco» o «brillo».