Balleneros vascos

La mayor actividad de los balleneros vascos se dio en los siglos XIV y XV.

Esta práctica tuvo lugar en un principio en las costas del mar Cantábrico, y la especie que se cazaba era la ballena franca.

Además de ballenas también buscaban comerciar con pieles y, sobre todo, pescar bacalao.

En el momento adecuado daba un aviso al puerto de tal forma que los arrantzales (pescadores) se subían a sus txalupas (botes), tras lo cual se iniciaba una carrera por arponear primero a la ballena, ya que el primero obtenía ciertos privilegios en la venta del animal, derivándose de ello disputas entre los distintos pueblos costeros.

En un principio, los balleneros vascos esperaban a que apareciesen ante sus puertos, pero posteriormente y ante la progresiva escasez de ballenas fueron persiguiéndolas por toda la costa cantábrica mediante una navegación de cabotaje, perfeccionando así sus técnicas.

Es más difícil si cabe conocer el cese de la actividad en los puertos vascos, ya que se continuó cazando ballenas en Terranova, y en Vizcaya y Guipúzcoa se arponearon ocasionalmente ballenas a lo largo del siglo XIX.

Mila bederatzieun da lenengo urtean Maiatzaren amalau garren egunian Orioko erriko barraren aurrian.

Aguro ekartzeko etzan jende hila Bost treñero juan ziran patroi banarekin.

Bost txalupa jiran da erdian balia gizonek egin zuten bain naiko pelia.

Ikusi zutenian il edo itoa legorretikan ba zan biba ta txaloa.

Amabi metro luze gerria amar lodi Buztan pala lau zabal albuetan para bi.

Cuando la vieron muerta o ahogada, se oyeron desde tierra vivas y aplausos.

Para esta caza en alta mar se formaba una expedición financiada por cofradías, ayuntamientos o adinerados; y todos ellos con un objetivo común: poder comercializar los productos que se extraían de la ballena.

La principal fuente de ganancia estaba en la grasa del animal, posteriormente convertida en aceite a la que se denominaba saín.

Si bien al principio se pensaba que los pescadores vascos tan solo pescaban bacalao en esas costas, las investigaciones llevadas a cabo por Selma Huxley sacaron a la luz la existencia de toda una industria ballenera asentada ya en el siglo XVI en Canadá.

[2]​ Sus investigaciones, primero documentales y luego arqueológicas junto a James Tuck y al arqueólogo subacuático Robert Grenier, posibilitaron el hallazgo de numerosos restos de balleneros vascos en Terranova.

Este descubrimiento posibilitó un trabajo arqueológico sin precedentes hasta el momento, sacando y registrando una a una todas las piezas de la estructura del barco, la carga y los objetos que pertenecieron a los marineros, además de una chalupa ballenera que se hundió junto con la nao.

Además, en Red Bay podemos encontrar el Museo de los balleneros vascos, en el cual se expone la chalupa casi íntegramente conservada, puesto que estuvo atrapada en una nao vasca que naufragó en las costas del Labrador.

No fue hasta un tiempo más tarde cuando un marinero vasco descubrió que era euskera, y reveló que existía la costumbre entre los marineros vascos de responder a la pregunta «zer moduz?» («¿qué tal?») con la frase «apaizak hobeto!» («¡los curas mejor!»).

Un crimen instigado por las autoridades locales que provocó la brutal muerte de 32 hombres.

En 2006, la asociación Albaola Elkartea realizó la expedición «Apaizac Obeto, Canadá 2006», en la cual fue recreada una chalupa ballenera y se recorrieron las rutas de los balleneros vascos, utilizando la indumentaria y alimentación de la época.

[9]​ Está documentado que los vascos la llevaron a toda la península ibérica, incluso hasta Andalucía, Flandes, Groenlandia y Terranova, y cuando se estableció la Real Compañía Guipuzcoana de Caracas, a Venezuela, entre otros destinos.

Cachalote varado en la playa de Zarauz el 26 de agosto de 2011