Tras lavar y moler este material para homogeneizarlo, se obtenía el pigmento que constituía el azul de esmalte.
La fabricación industrial del azul de esmalte se remonta al siglo XVI en Sajonia.
[12] Utilizado con fines pictóricos, el azul cobalto de Thénard tiene propiedades excelentes: no presenta inconvenientes en la mezcla con otros pigmentos, es estable frente a la luz, los ácidos, los álcalis y el calor, y puede emplearse en todas las técnicas de pintura.
[2][12][11] Acelera el secado del óleo y, si bien no tiene un gran poder colorante, sirve para pintar veladuras.
[2] Las muchas virtudes del azul cobalto auténtico le han valido el que siga usándose hasta el día de hoy;[7] sin embargo, nunca dejó de ser costoso, por lo que se lo suele reemplazar con mezclas de ultramar artificial y ftalocianina,[11] que en cuanto a su coloración no son imitaciones exactas del azul cobalto auténtico, pero tienen buenas propiedades pictóricas.
[12] Debajo se proporcionan muestras de las coloraciones más comunes del azul cobalto sustituto.