[9] [10] La escritora Inés Malinow cuenta cómo el entonces novel escritor Julio Cortázar (1914-1984) conoció a su amiga Aurora Bernárdez ―de «nariz respingadísima», según palabras de Cortázar―[9] en 1948:[9] Su relación con Cortázar había sido intensa desde el primer momento en que se conocieron y encontraron fuertes afinidades, especialmente intelectuales.
En octubre de 1951, Cortázar migró para siempre a Francia, con una beca del Gobierno francés.
[14] Su amiga la Maga (Edith Aron) le consiguió trabajo en las tiendas Printemps, donde ella era empleada.
[12] Consiguió un trabajo con un distribuidor de libros judío, al que conoció por un aviso en el diario.
[13] En abril de 1953, con muy poco presupuesto, viajaron a Florencia (Italia), donde vivieron en una pensión económica.
Lo hicieron acondicionar y remodelar con la arquitecta argentina Angelina Camicia, que lo convirtió en un departamento de tres niveles.
Ese trabajo es considerado por los críticos como la mejor traducción de la obra del escritor estadounidense.
[9] Un mes más tarde, la decisión de Cortázar de rehacer su vida, y dejar que Bernárdez rehiciera la suya, estaba firmemente tomada, «con alguien a quien vos conocés, porque la visitás con frecuencia en la rue Sebastien Bottin», escribió Cortázar a su amigo Paco Porrúa.
[9] La crisis culminó con la aparición de la escritora lituana Ugné Karvelis (1936), que era su agente en la editorial Gallimard.
El paso siguiente fue una separación momentánea: Bernárdez se fue a París, y Cortázar permaneció trabajando en Saignon.
Ese tiempo de reflexión sirvió para afianzar posiciones, cuyo desenlace pasaba por la separación.
El hecho de la separación nunca supuso un alejamiento entre ellos: ambos mantuvieron su amistad a lo largo del tiempo.
En esa época Bernárdez frecuentaba mucho a la pareja, les ofreció la casa que había comprado en Mallorca y cuando Dunlop enfermó, estuvo constantemente presente.
[6] Vivió en París, en un antiguo pavillon (galpón) remodelado, en la Place du Général Beuret,[19] (Distrito XV).