Sólo es en el libro final de la tetralogia, Clea (1960), que la historia avanza en el tiempo y alcanza su desenlace.
[3] Según The Times, «Si alguna vez una obra llevó una firma instantáneamente reconocible en cada frase, es esta».
[5] En 1962, sin embargo, recibió una seria consideración, junto con Robert Graves, Jean Anouilh y Karen Blixen, pero finalmente perdió ante John Steinbeck .
[6] También señalaron que "da un regusto dudoso... debido a [su] preocupación monomaníaca por las complicaciones eróticas".
[6] En 1969 el cineasta estadounidense George Cukor, pretendió llevar a cabo una adaptación cinematográfica del primer libro de la tetralogia, Justine (1957), pero dada la complejidad de la obra, se criticó fuertemente a la cinta por simplificar la historia hasta el punto del melodrama, y no fue bien recibida.