Sin embargo, mucho más numerosas fueron las iglesias parroquiales, el foco de la devoción cristiana en cada pueblo y aldea.
Si bien unas pocas se cuentan como obras de arquitectura sublimes comparables a las grandes catedrales, la mayoría se desarrolló siguiendo líneas más simples, mostrando una gran diversidad regional y, a menudo,incorporando tecnología y decoración propias de cada lugar.
El proceso mediante el que se desarrolló la arquitectura eclesial y se diseñaron y construyeron iglesias individuales fue diferente en las distintas regiones con presencia de comunidades cristianas, y aunque se pueden establecer períodos históricos más o menos homogéneos en los que son evidentes unos rasgos arquitectónicos comunes en numerosos edificios de épocas similares, aunque se encuentren en países muy alejados (las denominadas corrientes estilísticas, como el estilo bizantino, el románico, el gótico, el estilo renacentista, o el barroco, en muchas ocasiones puede diferir de una iglesia a otra en la misma región y dentro del mismo período histórico.
Sin embargo, las comunidades cristianas desde el siglo IV en adelante buscaron construir edificios que fueran tanto permanentes como estéticamente agradables.
A menudo está construida con el material más duradero disponible, en muchas ocasiones piedra o ladrillo revestido.
En los tres primeros siglos de su historia, la práctica del cristianismo estaba perseguida y se construyeron muy pocas iglesias.
Una característica importante de la basílica romana era que en cada extremo tenía una exedra saliente, o ábside, un espacio semicircular techado con una media cúpula.
El emperador Constantino I construyó para su hija Constanza un mausoleo que tiene un espacio central circular, rodeado por un deambulatorio o pasaje inferior separado por una columnata.
Sin embargo, otros templos, como la iglesia redonda de San Martin en Visegrado, en la República Checa, están finamente detallados.
Data del siglo V y pudo haberse utilizado brevemente como oratorio antes de convertirse en mausoleo.
Los brazos salientes a veces estaban techados con cúpulas o semicúpulas que eran más bajas y colindaban con el núcleo central del edificio.
La primera "sala", la nave, era utilizada por la congregación; la segunda "sala", el santuario, era coto del clero y era el lugar donde se celebraba la misa, que a partir de entonces solo podía ser vista desde la distancia por la congregación a través del arco situado entre los dos espacios (en la época medieval tardía, cerrado por un tabique de madera, el coro alto).
La nave principal solía estar rematada por una fachada elevada en un extremo (con una espadaña, un campanario o dos torres) y un ábside en el lado contrario.
[22][24] Aunque pueda parecer paradójico, el factor crítico del diseño de una iglesia gótica era su anchura, lo que a su vez implicaba aumentar su altura.
Este tipo de cúpulas, inspiradas en la Roma imperial, se convertiría en un referente para numerosos templos posteriores.
[29] Otra manifestación del estilo renacentista tardío en España es la arquitectura herreriana, con un conjunto tan destacable como el Monasterio de El Escorial, erigido entre 1563 y 1584.
Para ello, debían ser estructuras de madera, que parecieran graneros o casas comunes, y no se les permitía tener torres ni campanas.
[33] Durante los siglos XVII y XVIII se construyeron iglesias protestantes en el estilo barroco originado en Italia, aunque conscientemente decoradas de forma más sencilla.
La unidad de la parroquia se expresaba en una arquitectura que unía el púlpito y el altar en un mismo círculo, siguiendo la antigua tradición calvinista.
Sin embargo, esta nueva forma arquitectónica no tuvo una gran influencia en los nuevos templos cristianos, todavía anclados en modelos del pasado (como el barroco o el neoclásico) o en revisiones actualizadas de otros estilos pretéritos (especialmente, bajo el influjo del estilo neogótico).
El estilo modernista, cuyas primeras realizaciones vieron la luz en Bélgica gracias al arquitecto Victor Horta,[46] quizás era demasiado rupturista para los convencionales gustos de la jerarquía eclesiástica del momento, y dejó pocas muestras, pero muy relevantes, de su influencia en la arquitectura religiosa.
Rudolf Schwartz, su arquitecto, tuvo una gran influencia en la construcción de iglesias posteriores, no solo en el continente europeo sino también en los Estados Unidos.
Schloss Rothenfels era un gran espacio rectangular, con paredes blancas sólidas, ventanas profundas y un pavimento de piedra.
La influencia de esta simplicidad se extendió a Suiza con arquitectos como Fritz Metzger y Dominikus Böhm.
[53] Un principio teológico que resultó en un cambio fue el decreto Sacrosanctum Concilium del Concilio Vaticano II, emitido en diciembre de 1963.
Entre los arquitectos notables de esta tendencia figuran Steven Schloeder, Duncan Stroik y Thomas Gordon Smith.
[55] Esta tendencia se ha hecho casi universal en los nuevos templos parroquiales construidos a partir de 1950 aproximadamente.
[69] El siguiente período, que comienza en la segunda mitad del primer milenio d. C. y se extiende hasta el siglo XVI, incluye tanto estructuras construidas con materiales convencionales como excavadas en la roca.
Las iglesias construidas hasta la Segunda Guerra Mundial son aproximadamente en un 90% de madera, excepto las construcciones medievales.
Por ejemplo, la iglesia Old Olden (1759), que reemplazó a un antiguo edificio dañado por un temporal, se construyó en forma cruciforme para resistir mejor los vientos más fuertes.