El entroido, antroido, entroiro, entruido o entrudio[1] es una fiesta popular de carnaval en Galicia, con tintes particulares y diferenciados entre las diversas localidades.
Las máscaras del carnaval gallego presentan, según las zonas y comarcas, rasgos diferentes.
Durante las fiestas se toman grandes cantidades de los tradicionales chorizos, lacones y cachuchas.
Una vez terminada, los participantes se nutren con la tradicional "cachucha", "bica", "licor café", "xastreu" "cocido" y "orellas" En Verín o Entroido comienza dos semanas antes del miércoles de ceniza con el jueves de compadres, donde los chicos tiran harina a las chicas, a la semana siguiente, el jueves de comadres, donde sucede justo lo contrario.
Le siguen el viernes, sábado y martes de carnaval donde ya la harina se convierte en una batalla campal.
El domingo, por la mañana, y coincidiendo con la "Festa da Androlla", se organiza un desfile de los distintos fuliones del municipio, en el cual, los pueblos de la zona tocan su "fulión" golpeando bombos y azadas.
Existe un libro, publicado en 1914 por Nicolás Tenorio Cerero, que narra como era el carnaval a principios del siglo pasado.
El lunes por la noche, los habitantes del pueblo y demás gente próxima al mismo, se reúnen en el centro cultural del pueblo para disfrutar de una noche amenizada con una banda de gaitas o grupo que anima la noche, mientras esto sucede, la gente se disfraza y acude al centro cultural del pueblo a bailar y a disfrutar del lunes de carnaval.
Por las tardes "carrozas de mecos" bonitos y feos, entretienen al público asistente.
Podemos distinguir las siguientes:[17] Todos estos entroidos mantienen su tradición y posiblemente sea el carnaval más antiguo de España.
Desfilan "generales", correos, abanderados, coro de mozos (jóvenes), coro de vellos (viejos) y comparsas, que recorren las calles para finalmente entablar una guerra dialéctica entre los dos bandos; que termina firmando la paz.
Se escenifica en forma de sátira, haciendo burla a los sucesos acaecidos durante el año.
Los primeros documentos que citan a los "Generales del Ulla" los sitúan en la localidad de Oca (La Estrada-Pontevedra).
"Hay quien lo identifica con antiguos rituales paganos datados en la prehistoria, aunque no existe duda sobre su transformación en un símbolo que mantiene vivo no solo la tradición, sino la identidad del pequeño pueblo de Salcedo".