Esta comarca, conocida como la Maxia Verde de Galicia, forma parte de las sierras sur-orientales gallegas, caracterizadas por sus altas montañas y sus profundos valles, recorridos por numerosos ríos como el río Bibey, el Camba o el Conso, que en muchos casos forman embalses y cañones.
Con una superficie (271,51 km²) es, tras La Vega, el segundo municipio más extenso de la provincia.
En cuanto a la ganadería, predomina el vacuno, seguido por el ovino, el caprino y el porcino.
Su aprovechamiento en fundamentalmente cárnico, con una gran tradición en los procesos de transformación autóctonos.
La actividad forestal se ha visto incrementada notablemente, a pesar de los incendios sufridos en los últimos años.
El río Bibey en su curso alto recorre estas tierras montañosas y circunda el promontorio sobre el que se eleva la villa.
Todo parece indicar que los primeros pobladores se asentaron en un castro, situado en el lugar que hoy ocupa la villa, donde se encontró en el año 1728 una plancha de bronce labrada perteneciente a estos antiguos pobladores castreños, relacionados en diversos estudios con la tribu de los bíbalos y con la antigua ciudad romana de Forum Bibalorum.
Aún perdura la llamada Torre da Homenaxe, de base cuadrada y con una altura de 18 metros, que fue levantada alrededor del año 800 para la defensa contra los moros y fue destruida durante las luchas que los vianeses sostuvieron con ellos.
En el año 1180 llega a Viana del Bollo Fernando II, que encuentra la fortaleza destruida, la reedifica y repuebla la villa.
La Torre del Homenaje perteneció en primera instancia a Fernando Osorio de Castro.
En el siglo XV, la población, afectada por conflictos varios, hubo de ser reconstruida.
Décadas después, en 2012, una compañía de capital español y americano, Strategic Minerals Spain, encontró tantalio en la mina, del que se extrae la tantalita con el que se obtiene el coltán, un elemento muy usado en la fabricación de equipos electrónicos.
En este entorno natural destaca el equilibrio entre el monte bajo y la superficie arbórea, con hermosos prados salpicando los pequeños valles, donde podemos encontrar abundantes sotos de castaños centenarios, robles, coníferas, abedules y alisos.
Existen diferentes rutas que discurren entre estos espacios naturales para la práctica del senderismo.
Los días 13 y 28 de cada mes se celebran en la villa las tradicionales ferias, a las que asisten los aldeanos del municipio con ganado y productos agrícolas para su venta, aprovechando para saborear unas raciones de pulpo a la gallega.
Se dice que la androlla la inventó, hace aproximadamente dos mil años, un gallego orensano de El Bollo llamado Petrus Petri, de ahí que algunos llamen Pedro Prez a este embutido.
La androlla se presenta en tripa gorda, ahumada como si fuera un chorizo y rellena de costilla troceada con carne; todo ello sazonado con sal, pimentón dulce, pimentón picante y ajo en su justa medida para no degradar su particular sabor.
El menú comienza con un caldo con picatostes, seguido de los cachelos (patatas cocidas) con grelos, lacón, chorizo y androlla.
Al día siguiente, el jueves, los hombres persiguen a las mujeres para llenarlas de harina.
Durante el día, las mujeres persiguen a los hombres para llenarlos de harina.
Desde bien temprano, la Banda de Gaitas del Ayuntamiento recorre las calles con alboradas para despertar a vecinos y visitantes.
El fulión recorre las calles y se despide hasta el año próximo.
Posee una pequeña capilla muy antigua en la que se celebra una misa, normalmente en el mes de agosto.