Pero esta vez, las conmociones políticas que vivía en España influyeron decididamente para el fraccionamiento de las tropas españolas en América.
Sucre, por encargo de Bolívar, decidió continuar la campaña militar en el Perú.
En Cochabamba se sublevó el 16 de enero el escuadrón de caballería Dragones Americanos, con el coronel José Martínez, apresaron a oficiales y al gobernador y luego se apoderaron del Primer Batallón del Regimiento Fernando VII.
Se designó a Mariano Guzmán como gobernador, y ante su renuncia, al coronel Saturnino Sánchez.
En Chuquisaca, el batallón Dragones de la Frontera, del coronel Francisco López, se pronunció por los independentistas el 22 de febrero y se juró la independencia.
El general Olañeta permaneció en Potosí, en donde recibió al batallón Unión, procedente de Puno al mando del coronel José María Valdez, convocó a un Consejo de Guerra que acordó continuar la resistencia.
Se pasó a una votación que resultó en esperar, la espera también estaba vinculada para los intentos de convencer a Simón Bolívar, se postergó el día del acto de fundación y se decidió dejar unos espacios para los diputados cruceños para el 6 de agosto, fecha que se debatió ese día para que sea un día en honor a la Batalla de Junín ganada por Bolívar.
Se le concede también el supremo poder ejecutivo en forma vitalicia, con los honores de Protector y Presidente.
[4] Bolívar agradeció estos honores, pero declinó la aceptación del cargo, designando al general Antonio José de Sucre.
[cita requerida] Bolívar deseaba que Bolivia formara parte de otra nación, preferentemente Perú, pero lo que le convenció profundamente fue la actitud de las masas populares.