Alianza polaco-rumana

Ambos estados tenían, por tanto, razones de peso para defender estos tratados.El gobierno polaco, no obstante, se sintió traicionado por Francia ya que las fronteras orientales de Alemania no quedaban garantizadas de igual manera que las occidentales.En este ambiente comenzaron las negociaciones para la renovación del tratado entre Polonia y Rumania en los primeros meses de 1926.En esta ocasión el tratado establecía la alianza contra cualquier ataque, no sólo uno proveniente de la Unión Soviética.Rumania creó la Entente de los Balcanes en 1934, junto con Yugoslavia, Turquía y Grecia.[12]​ El mismo año Tătărescu se reunió con el ministro de Asuntos Exteriores polaco Józef Beck en Bucarest: este último, que se había opuesto anteriormente a la política favorable al mantenimiento de la situación del defenestrado Nicolae Titulescu,[11]​ propuso que Rumanía retirase su apoyo a Checoslovaquia y tratase de llegar a un acuerdo con Hungría, sugerencia que fue rechazada.En 1938, Richard Franasovici, embajador rumano en Varsovia, informó que:[14]​ Ambos países pronto se ofrecieron asistencia mutua.[18]​ Los ministros acordaron, y así comunicaron a británicos y franceses, que habían sugerido la medida, que tal cosa no era necesaria: en caso de un ataque magiar a Rumanía, esta no necesitaría la ayuda polaca y, en caso de un ataque alemán a Polonia, Rumanía no podía ofrecer una asistencia eficaz.[18]​ En el período inmediatamente anterior a la guerra, Polonia y Rumanía trataron de evitar que sus acuerdos pareciesen hostiles a Alemania, país con el que ambos seguían tratando de obtener un acuerdo.[20]​ Ambas peticiones fueron concedidas, a la vez que el gobierno de Bucarest se preparaba para recibir a los posibles refugiados polacos que huyesen de los combates.[24]​ La operación tuvo éxito aunque causó gran disgusto en Berlín cuando la noticia se filtró, poniendo en peligro la neutralidad rumana.[24]​ El mismo día se descartó la propuesta anglo-francesa de volar los pozos petrolíferos en caso de invasión del país, por los enormes costes económicos que supondría, que los Aliados no estaban dispuestos a costear.[24]​ El día 15, con la derrota polaca clara, el primer ministro Călinescu propuso al embajador alemán aumentar el suministro de petróleo rumano al Reich a cambio de la cesión a Rumanía, que temía un próximo conflicto con Hungría, de parte del armamento polaco capturado, oferta que fue bien recibida por los alemanes.Para alivio del gobierno rumano, el gobierno de Varsovia decidió no reclamar la ayuda rumana, a la que tenía derecho por sus tratados de alianza contra los soviéticos, sino que solicitó permiso para evacuar al gobierno y al estado mayor a territorio rumano.[26]​ El gobierno acabó acogiendo a los ministros y mandos polacos, que fueron temporalmente internados, por la presión alemana.[27]​ Muchas unidades polacas cruzaron las fronteras con Rumanía, donde fueron internadas, pero esta mantuvo una actitud benévola hacia los polacos, permitiendo que muchos soldados escapasen de los campos y pasasen a Francia y dando buen trato tanto a los soldados polacos internados como a los refugiados civiles, dentro de lo que le permitió la situación de guerra,[27]​ incluso cuando el país se unió a las Potencias del Eje en 1941 (véase Rumania durante la Segunda Guerra Mundial).
Cartel de propaganda polaca durante la guerra polaco-soviética .
Polonia en 1939, el norte de Rumania visible al sur de Polonia.
La «Gran Rumanía» (1920-1940).
El ministro de Asuntos Exteriores polaco, Józef Beck , rechazando las pretensiones alemanas en su discurso del 5 de mayo de 1939.
El ministro de Asuntos Exteriores rumano a comienzos de 1939, Grigore Gafencu que, como su colega polaco, trató de mantener una política de equilibrio entre las grandes potencias.
Traslado de prisioneros polacos en el otoño de 1939.
Refugiados polacos en 1939.