[1] Pocos meses más tarde, la Alemania nazi y la URSS firman el pacto germano-soviético, en el que una cláusula secreta subraya el interés soviético sobre Besarabia, que había formado parte de la Rusia zarista desde 1812, cuando se la arrebataron al Imperio otomano, hasta 1918.El embajador alemán en Rumanía aconsejó al rey Carlos II que contemporizase,[2] y, en julio, la Unión Soviética ocupó la Besarabia.Contrariamente al arbitraje de Viena, los Acuerdos de Craiova con los búlgaros no obedecen a presiones alemanas, sino que pretenden desactivar problemas con la vecina Bulgaria (véase Bulgaria durante la Segunda Guerra Mundial).Pero el hecho de que se hicieran tantas concesiones territoriales sin haber habido ni un solo disparo supone un golpe al prestigio interno del rey Carlos II.[6] Muy pronto los efectivos de la Wehrmacht estacionados en territorio rumano sobrepasaron los quinientos mil soldados, que no solo controlan la producción petrolífera rumana sino que además preparaban el posterior ataque contra la Unión Soviética.Entre las víctimas de los legionarios aparecen el historiador y antiguo primer ministro Nicolae Iorga o el economista Virgil Madgearu, antiguo ministro, a pesar de que nunca estuvieron detenidos.La cohabitación entre la Guardia de Hierro y Antonescu no fue en realidad fácil.[7] Antonescu releva a los prefectos, miembros de la Guardia, y despide al ministro del Interior.Al cabo de cuatro días la Guardia se vio obligada a abandonar, siendo eliminada del gobierno.Como nota adicional, indicar que el presidente interino del Consejo de Ministros se llama también Antonescu, aunque se trata de Mihai Antonescu; por ese motivo, cuando se hace referencia al régimen de Antonescu, la referencia es doble y afecta a ambos personajes.Desde el inicio de la ofensiva, el Ejército rumano toma parte activa junto a los alemanes.[15] En noviembre de 1942, el general rumano más destacado del período, Petre Dumitrescu, que se hallaba al mando del 3.er Ejército rumano, quedó momentáneamente incluso al mando del 6.º Ejército alemán como apoyo para lograr resistir a la ofensiva soviética.[16] Los soviéticos, conociendo el deficiente armamento de los ejércitos aliados a los alemanes, habían escogido las partes del frente asignadas a estos ejércitos para realizar su ofensiva.[17] Además de las fuerzas principales arrolladas por el ataque soviético para cercar Stalingrado, dos divisiones quedaron atrapadas con los alemanes en la ciudad sitiada y el ala izquierda del 3.er Ejército, que no fue atacado durante la operación, fue destruido junto con el vecino 8.º Ejército italiano en enero de 1943.[17] Antonescu, ante las quejas sobre el desempeño de las tropas rumanas en la batalla, trató de refutarlas indicando el inadecuado armamento rumano, la longitud excesiva del frente que tenían que cubrir con tropas escasas y la falta de las necesarias reservas que hubiesen podido permitir un repliegue o un contraataque.Por lo demás, los daños causados durante el bombardeo pudieron ser reparados con relativa facilidad, y la producción petrolífera recuperó en pocas semanas su nivel anterior.Habría que esperar hasta 1944 para que los bombardeos masivos efectuados desde bases más cercanas, en Italia, causasen daños más serios al complejo petrolífero rumano.Hay que tener igualmente en cuenta a la minoría alemana de Transilvania, relativamente bien situada económicamente y lo bastante bien organizada como para poder ejercer una notable influencia y que, naturalmente, era favorable a las tesis de una posición dominante de Alemania en el conjunto del continente europeo.El Tercer Reich utilizó dicho capital como medio parcial de pago a Rumanía.[20] La mayoría de los productos entregados por Rumanía no recibieron ninguna compensación financiera, y como consecuencia se produjo una espectacular inflación en el país.Cuando el control de la Transnistria es atribuido a Rumanía, los rumanos envían allí a 160 000 judíos en condiciones tan precarias que únicamente 135 000 sobreviven al llegar al lugar de destino.[30] En la propia Rumanía, la corrupción se alimentaba con la expoliación de los judíos bajo todas sus variantes posibles.[34] El carácter definitivo del giro en la política rumana no fue evidente para los alemanes sino a partir de diciembre de 1942, cuando conocieron que Antonescu se planteaba autorizar de 75 000 a 80 000 judíos para que emigrasen a Palestina mediante una fuerte indemnización.[36] A partir de entonces, tanto la capital como otras ciudades del país sufrieron duros bombardeos por parte de los aviones estadounidenses que causaron considerable daño.Se depuso[37] a los Antonescu y el rey propuso al embajador alemán, Manfred von Killinger, que las tropas alemanas presentes en suelo rumano se retirasen, indicando que no serán inquietadas por los rumanos.[39] Las respuestas de la Unión Soviética y del Reino Unido se hicieron esperar hasta el 12 de septiembre; mientras se celebraban las negociaciones, los soviéticos trataron a Rumanía como a un enemigo, y el Ejército Rojo que atravesaba el país se libró a episodios de pillajes, saqueos y violaciones.Los responsables políticos británicos y estadounidenses, sin embargo, consideraron que las condiciones del armisticio impuestas por Moscú eran muy moderadas teniendo en cuenta lo sufrido por los soviéticos.[40] Los responsables rumanos, por el contrario, esperaban infructuosamente que el golpe contra Antonescu permitiese al país convertirse sin más en un Aliado.[41] Dado que para entonces la URSS dominada los territorios de Rumanía y Bulgaria, Churchill pretendía con el acuerdo aceptar pragmáticamente la situación y evitar la ocupación de Grecia o Italia.Durante estos últimos combates, los rumanos sufrieron un elevado número de bajas.
Antonescu junto a Hitler
Fronteras de Rumanía entre 1941 y 1944.
Tropas rumanas en el frente oriental, 1941.
Ciudadanos judíos rusos deportados por tropas rumanas, julio de 1941.
Infantería rumana en 1943
Depósitos petrolíferos en llamas en
Ploiești
tras una incursión de bombardeo de la
USAAF
.
El embajador alemán durante la guerra, Von Killinger.
Ataque antisemita en Iaşi.
Detención de judíos en diciembre de 1941.
El frente rumano de marzo a agosto de 1944. En rojo, los avances de las unidades soviéticas; en amarillo, los de las rumanas; en azul, las unidades del Eje y la situación del frente.
Los habitantes de
Bucarest
aclaman al
Ejército Rojo
, el 31 de agosto de 1944, a su entrada en la ciudad como nuevo aliado de Rumanía.
Mapa de Rumanía tras la
Segunda Guerra Mundial
, con indicación de los territorios perdidos por el país respecto a 1939.