En el verano de 1918, junto con otras personalidades rumanas (Take Ionescu, Octavian Goga, Traian Vuia, Constantin Mille), establece en París el Comité Nacional Rumano, con el propósito de dar a conocer a la opinión pública internacional el derecho del pueblo rumano a la unidad nacional, comité que fue reconocido por los gobiernos de los poderes aliados como órgano plenipotenciario de la nación rumana.
Sus contemporáneos rumanos le reprocharon el acercamiento al ministro de Asuntos Exteriores soviético, Maxim Litvinov, y su confianza en los líderes bolcheviques.
Después de la instauración del nazismo en Alemania, dándose cuenta del peligro que este representaba para Rumanía y para Europa, Titulescu trabajó intensamente para fortalecer la colaboración internacional, en el interés de la paz y la seguridad europea.
Ante el crecimiento del poderío alemán, Titulescu trató de utilizar a la Unión Soviética como contrapeso,[2] favoreciendo su ingreso en la Sociedad de Naciones y tratando de evitar una posible alianza entre las dos grandes potencias, como en tiempos del canciller Bismarck.
Su relevo al frente de la política exterior rumana, que a partir de entonces quedó en manos del rey, facilitó el acercamiento a Alemania que la antipatía a los soviéticos y el creciniento de su poderío favorecía en el ánimo del monarca.