[1] En 1708, en el contrato de arrendamiento de la vivienda Galy taller del impresor Francisco Picart, aparecen como testigos Félix y Alfonso Burguete, que bien podrían ser sus empleados.Mantiene buena y antigua relación con Francisco Picart, en cuyo taller, según se ha explicado, parece que comenzó su carrera profesional y que, más tarde, actuará como testigo en su boda.Sobre las actividades poco edificantes de este clérigo se da cuenta más adelante.El ámbito de sus relaciones mercantiles como librero alcanza Madrid y Barcelona.En 1724 imprime el primer libro[18] y a partir de esa fecha aparecerán otros con cierta regularidad hasta su muerte en 1735.No se computan, en consecuencia, trabajos menores que sin lugar a dudas constituían la actividad cotidiana del negocio.Hay autores que repiten sus encargos a Alfonso Burguete, como es el caso del mencionado Basilio Iturri de Roncal, al que imprime tres títulos (1727, 1729 y 1730); del también franciscano Francisco Echarri,[20] con libros en 1727 y 1733; y de Juan de San José, con dos en 1727.[22] En 1728, saca a la luz por 26 reales, también para el Regimiento, un Breve y un Memorial en latín; se trata de dos impresos que debían estar relacionados con el polémico voto que Pamplona había hecho, en 1721, decretando la prohibición de las representaciones teatrales en la ciudad, como penitencia y acción de gracias por haber sido liberada de la peste, y que, en 1729, ante la presión del vecindario, quedó derogado.La extraordinaria demanda de este folleto obliga a reimprimirlo en varias ocasiones.Por su parte, los vendedores ambulantes lo hacen llegar a los pueblos más escondidos, donde el clero lo lee con fruición.El obispo, objeto de las acusaciones, tachó este memorial de “libelo infamatorio” y abrió un proceso contra su autor, pero la muerte del prelado en ese mismo año rebajó y acabó por anular este conflicto.Alfonso Burguete, impresor y vendedor del polémico opúsculo, no fue incomodado por este asunto.Burguete ofrece 30 reales por pliego, Ezquerro hace una oferta un poco más baja, 29 reales;[26] pero Martínez desbarata la situación con un precio inalcanzable para los demás: solo 16 reales y con el compromiso de realizar el trabajo en año y medio;[27] en cuanto a Picart, no se conoce su propuesta y es posible que no llegara a presentarla.[28] No pudieron y el contrato fue para José Joaquín Martínez.Al parecer, la actividad comercial de Burguete no se acababa en la imprenta y en la librería.En el saco mencionado se encuentra también una balanza con rastros de tabaco en polvo.Según la versión de María Francisca de Neira, es Domingo Prado el que Alfonso Burguete, que declara a continuación, corrobora lo dicho por su esposa: asegura que el tabaco no es suyo sino de Domingo Prado, quien lo prepara en libras para la venta, aunque no sabe a quién.Conviene tener presente que el clérigo cobraba anualmente 56 ducados como capellán de las carmelitas descalzas.Alfonso Burguete, al final, tuvo que reconocer cierto grado de complicidad con su inquilino.Esta cantidad coincide exactamente con la multa impuesta a Burguete y cabe pensar que la pactó con Domingo Prado con el fin de hacer frente a la sanción que se le había impuesto.Dona doce reales como limosna para el hospital de la ciudad.Después de 17 años al frente del negocio, deja una economía saneada, ordenada, y un taller bien pertrechado.Los libros de cuentas del negocio familiar recogen con precisión los cobros y pagos pendientes.