[2] Así enunciadas, como piezas alfareras de novia, están: El llamado cántaro de novia era una pieza decorada que, tras hacerse público el compromiso, los hombres regalaban a sus prometidas, con la intención de que ellas lo usasen hasta el día de la boda, guardándolo luego con el resto del ajuar.[4] La lectura simbólica superficial era que la moza pronto cambiaría el destino del agua porteada, desde la fuente a casa de sus padres, para llevarla a la que sería su propia casa.Según qué localidades, en lugar de cántaros, podían regalarse jarras, botijos, ollas o pucheros de novia.[nota 3] En el caso del cántaro, en muchos casos totalmente vidriado, su originalidad estriba en el festoneado: rica decoración incisa, excisa o pintada que llevaba en el cuello y en la parte superior del cuerpo.Con una decoración similar, se remataba la pieza con una airosa tapadera a modo de corona.