Según Thomas J. Abercomby, el término estaría relacionado con la voz gánnek, de las lenguas bereberes.
[2] Documentado arqueológicamente, el gánigo, aparece con frecuencia como parte del ajuar funerario y en rituales religiosos o político-sociales precolombinos.
Del mismo modo, si la pareja decidía separarse, debían dirigirse ante el "tagoror" o consejo de ancianos, y explicar sus motivos.
Si el Consejo los aceptaba, se procedía al acto simbólico de romper los gánigos y el matrimonio quedaba disuelto.
Una ceremonia similar se hacía durante los ritos funerarios, quedando el cónyuge vivo libre de contraer matrimonio.