Recipiente

Un recipiente, como objeto para contener o guardar algo, es todo receptáculo destinado a albergar en su interior hueco productos sólidos (o semisólidos, como polvos, gránulos), líquidos o gases, y usado en numerosos ámbitos de la vida cotidiana, el comercio y la industria.

Generalmente aplicado a objetos,[1]​ admite también uso abstracto o figurado.

[4]​ Corripio agrupa como recipientes: cazo, olla, perol, cazuela, puchero, cacharro, jarro, caldero, caldera, cacerola, marmita, lata, bote, pote, tarro, sartén, paila, portaviandas, fiambrera, tartera, paellera, tetera, cafetera, lechera, frutero, piñata, quesera, sopera, bandeja, plato, escudilla, fuente, cuenco, platillo, cenicero, bandejita, patena, vasera... Todos en el ítem de receptáculo, dividido en 1.

[6]​ Los materiales de qué está hecho pueden ser muy variados (cuero, arcilla, piedra, metal, vidrio, madera, plástico o elastómero, etc).

Del latín recipĭens, -entis, que recibe, participio del verbo «recipĕre», recibir.

Tipología de recipientes en arqueología, de izquierda a derecha: escudilla , copa , cuenco .
El Porrón (barral o porró en valenciano), es un recipiente típico de España, es para beber vino.