El avión fue sorprendido por una turbulencia severa causada por las nubes orográficas y que generan un fenómeno atmosférico conocido como onda de montaña que tiene asociadas corrientes descendentes muy fuertes y con mucha turbulencia asociada.
[8] A las siete y media de la tarde los tres supervivientes habían conseguido llegar al parador de Somosierra desde donde llamaron por teléfono a las oficinas de Aviaco para informar del accidente y pedir ayuda,[8] tras lo que fueron llevados en ambulancias al Hospital Central del Aire, en Madrid para tratar sus heridas.
[4] Fue así como se montó todo el dispositivo de rescate, que tuvo serias dificultades en llegar al lugar del accidente, por lo abrupto del relieve y por las malas condiciones meteorológicas[12] y no fue hasta las tres de la mañana ya del día 5 de diciembre cuando la primera expedición de rescate encabezada por el párroco del pueblo y en la que iba un médico, con mantas y licores pudieron localizar los restos del avión, que se encontraba en una zona despejada pero rodeada de rocas.
[12][1] Debido al difícil acceso que tenían los heridos en la montaña y la imposibilidad de subir todo el material hasta la zona, se decidió montar un hospital de campaña junto al parador de Somosierra, para tratar a los heridos que iban llegan junto con las patrullas que habían subido hasta la zona del accidente.
[4] Durante años y en agradecimiento por la ayuda, las víctimas del accidente enviaron regalos a los niños de Somosierra.
[1] Aunque no se redactó un informe técnico oficial sobre las causas del accidente, todo parece indicar que las causas meteorológicas fueron las que llevaron al avión a experimentar un vuelo controlado contra el terreno al ser absorbidos por una fuerte turbulencia que les hizo descender de manera súbita y sin poder ganar altitud para librar el pico de La Cebollera que se encuentra a unos 2000 m (metros) de altura.