[3] En la primera mitad del siglo XX, los teólogos liberales Rudolf Bultmann, John A. T. Robinson y Joseph Fletcher propusieron formas específicamente cristianas de ética situacional que colocaban el amor por encima de todos los principios o reglas particulares.
[4] Estos teólogos señalaban específicamente al agapē, o amor incondicional, como el fin más elevado.
Otros teólogos que abogaron por la ética situacional incluyen a Josef Fuchs, Reinhold Niebuhr, Karl Barth, Emil Brunner o Paul Tillich.
[6] Fletcher, a quien se ha asociado de manera prominente con este enfoque en el mundo de habla inglesa debido a su libro (Situation Ethics), declaraba que "todas las leyes, reglas, principios, ideales y normas son solo contingentes, solo válidas si sirven al amor" en una situación particular,[7] y, por tanto, pueden romperse o ignorarse si otro curso de acción consigue un resultado más amoroso.
[9] El teólogo anglicano estadounidense Joseph Fletcher propuso que al formar un sistema ético basado en el amor, estaba expresando mejor la noción de 'ama a tu prójimo', que Jesucristo enseñó en los Evangelios del Nuevo Testamento.
Fletcher desarrolló su teoría de la ética situacional en sus libros: The Classic Treatment y Situation Ethics.
Fletcher pide que siempre se debe estar atento a la intención de una acción.
[11] La justicia es el amor cristiano que usa la cabeza, calcula los deberes, las obligaciones, las oportunidades, los recursos...
Las decisiones del amor se toman de manera situacional, no prescriptiva.