Absolutismo moral

El absolutismo moral es una doctrina moral genérica que sostiene que los mandatos y normas morales son incondicionados, es decir, la obligación concreta que imponen es incontestable y no está sujeta a circunstancias casuales ni a las consecuencias derivadas de su cumplimiento o incumplimiento.

Es una concepción ética según la cual las acciones son intrínsecamente buenas o malas.

El absolutismo moral se opone a otras categorías de teorías normativas éticas como el consecuencialismo que sostiene que la moralidad de un acto, lato sensu, depende de las consecuencias o del contexto de la ley.

El universalismo enuncia simplemente que lo que es bueno o malo es independiente de la costumbre o de una opinión (por oposición al relativismo moral) pero no necesariamente que lo que es bueno o malo es independiente del contexto o de las consecuencias (como en el caso del absolutismo).

Louis Pojman ofrece las definiciones siguientes para distinguir las dos posiciones del absolutismo moral y del universalismo:[1]​ Las teorías éticas que conceden una gran importancia a los derechos y deberes (como la ética deontológica de Kant) son a menudo formas de absolutismo moral, como lo son numerosos códigos morales religiosos.