En la primera, Steiner expone su epistemología y en la segunda analiza las distintas motivaciones que llevan a una acción, concluyendo que el hombre no es de primeras ni un ser libre ni un ser contingente sino que está en todo momento en camino hacia la libertad y en la posibilidad de ella.
Los científicos de la época, al tropezar con los problemas que les planteó el estudio de la naturaleza se vieron obligados a reflexionar sobre su actividad, sustituyendo a los filósofos en ese quehacer.
Tampoco tenía la filosofía un método propio ya que desde el siglo XVII se había tomado como modelo ideal el del conocimiento matemático.
A partir de ahí describe el pensamiento como una actividad espiritual basada en sí misma.
Steiner apunta demostrar que estos dos aspectos de la libertad interna y externa son integrales el uno al otro, y que la libertad verdadera será alcanzada solamente cuando se unan.