Voyager 2

Equipadas con instrumentos más modernos que las sondas anteriores, las sondas Voyager proporcionaron a los astrónomos visitas espectaculares de los cuatro planetas que visitaron.

Fotografiaron, además, muchos de los satélites o lunas de estos planetas, así como los anillos que se encuentran alrededor de Júpiter, Urano y Neptuno A diferencia de su hermana, la Voyager 2 adoptó una trayectoria diferente en su encuentro con Saturno, sacrificando la cercanía a Titán, pero adoptando un mayor impulso gravitacional en su viaje hacia Urano y Neptuno.

La sonda alcanzó su mayor cercanía con estos planetas en los años 1986 y 1989, respectivamente.

[2]​ El 10 de diciembre de 2007 reveló que el sistema solar no tiene una forma esférica, sino ovalada, debido al campo magnético interestelar del espacio profundo.

De esta forma, una misma misión podría visitar varios planetas con el ahorro que ello suponía.

Aunque los astrónomos habían estudiado Júpiter desde telescopios en la Tierra desde hacía siglos, los científicos se sorprendieron de los descubrimientos realizados por la sonda.

La sonda descubrió que el satélite Ganímedes, la mayor luna del sistema solar, presentaba dos tipos bien diferenciados de terreno, uno cubierto de cráteres y otro estriado, sugiriendo que la costra helada de esta luna pudiera haber sufrido fenómenos tectónicos.

Se descubrió un pequeño anillo alrededor del planeta, así como los satélites Adrastea, Metis y Tebe.

Había tres años hasta llegar a Urano, por lo que hubo tiempo de sobra para estudiar, entender y resolver el problema.

Se solucionó haciendo que nunca girara a su velocidad máxima, (1°/s) sino solo a una velocidad de 0,333 grados por segundo, o 0,083 grados por segundo.

El campo magnético es arrastrado por la rotación del planeta siguiendo un movimiento de sacacorchos.

Su intensidad es semejante a la del campo magnético de la Tierra, y su orientación hace pensar que se forma a profundidades en las que el agua puede actuar como conductor.

Al ser el último gran planeta que la sonda visitaría, se decidió hacer un vuelo cercano a la luna Tritón, acercándose hasta los 39 800 km de forma similar a como la Voyager 1 sobrevoló Titán.

La sonda descubrió que el planeta tenía en su atmósfera una gran mancha oscura, si bien esta podría haber desaparecido más tarde, según muestran las imágenes del telescopio Hubble.

Dicha estrategia permitió a esta nave reducir la cantidad de energía necesaria para operar usando propulsores no usados anteriormente, y al reducir el consumo de energía, su vida útil se podría alargar incluso otra década.

Trayectoria de la Voyager 2.
Lanzamiento de la Voyager 2.
Saturno fotografiado por la Voyager 2 .
Urano fotografiado a una distancia de 18 millones de kilómetros.
Neptuno y la mayor de sus lunas, Tritón —abajo, centro, pequeña—, en una imagen tomada por la Voyager 2 en 1989.
Disco de oro de las Voyager