National Theatre
Fue propugnada por gentes del teatro como los actores-directores David Garrick y, más adelante Henry Irving o Harley Granville-Barker.[2] Mientras iba tomando cuerpo el proyectado centro dramático se constituyó en 1962 el National Theatre Board (Consejo de Administración del Teatro Nacional) presidido por lord Chandos, que nombró director artístico del futuro National Theatre al actor y director Laurence Olivier.Con un espíritu integrador y abierto Olivier se rodeó de una compañía de cincuenta personas entre ellas directores como John Dexter y William Gaskill, procedentes del vanguardista Royal Court Theatre, actores veteranos como Michael Redgrave o John Gielgud, actores jóvenes como Maggie Smith, Joan Plowright, Robert Stephens, Frank Finlay y actores jovencísimos como Michael Gambon, Derek Jacobi, Lynn Redgrave, Ronald Pickup o Jeremy Brett.[5] El elegido fue Peter Hall, un experimentado empresario-gestor y excelente director escénico, entre otras cosas, creador en 1961 de la Royal Shakespeare Company, la compañía subvencionada rival del National.Esto y la contratación puntual de grandes figuras de la escena —John Gielgud, Peggy Ashcroft, Ralph Richardson, Albert Finney, Judy Dench, Anthony Hopkins, Dorothy Tutin, Paul Scofield etc.— a la manera espectacular del circuito operático internacional marcaron un estilo que se identificó con el National Theatre no siempre positivamente.Los autores más jóvenes entraron con fuerza: David Hare con la trilogía política Racing Demons (1990), Murmuring Judges (1991) y Absence of War (1992), Alan Bennett con su drama de espías Single Spies (1988) y el drama histórico The Madness of George III (1991), Tom Stoppard con Arcadia (1993).Entre los montajes clásicos destacaron Ricardo III con Ian McKellen (1990), Macbeth (1993) dirigido por Eyre con Alan Howard y Rey Lear con Ian Holm (1997) todas de Shakespeare; John Gabriel Borkman (Ibsen) reunió en 1996 un elenco estelar con Paul Scofield, Vanessa Redgrave y Eileen Atkins bajo la dirección de Eyre.Nunn ya había llevado a cabo una revolución en la Royal Shakespeare Company durante su mandato en los años 80 con el musical Los Miserables (según Victor Hugo).