Ataque de pánico

Generalmente aparecen de manera inesperada, y pueden alcanzar su máxima intensidad en unos 10 minutos.[1]​ La persona que sufre episodios de pánico se siente súbitamente aterrorizada sin una razón evidente para sí misma o para los demás.Durante el ataque de pánico se producen síntomas físicos muy intensos: taquicardia, dificultad para respirar, hiperventilación pulmonar, temblores o mareos.Los ataques de pánico pueden ocurrir en cualquier momento o lugar sin previo aviso.Los ataques de pánico se manifiestan como episodios que irrumpen inesperadamente sin causa aparente y se acompañan de síntomas asociados al miedo, tales como hipertensión arterial súbita, taquicardia, dificultad respiratoria (disnea), mareos e inestabilidad, sudoración o náuseas, síntomas todos ellos coherentes con el miedo que los provoca.Los ataques de pánico no duran mucho pero son tan intensos que la persona afectada los percibe como muy prolongados.La desrealización es un cambio en la percepción del entorno de un individuo, en donde el mundo a su alrededor parece irreal o desconocido.Las expresiones más comúnmente usadas para describir los síntomas y sensaciones de desrealización son las que siguen: Todas estas sensaciones se generan directamente a partir la ansiedad, son síntomas de la misma.[cita requerida] El pánico es una forma de miedo intenso en la que aparecen fenómenos fisiológicos y psicológicos coherentes con esa emoción.Estas personas tienen dificultades para conectar dichos cambios con la sensación de pánico, que identifican en muchos casos como un problema físico (ataque cardíaco, asfixia, etcétera).[cita requerida] El miedo extremo produce cambios fisiológicos inmediatos: se incrementa el metabolismo celular, aumenta la presión arterial, la concentración de la glucosa en la sangre y la actividad cerebral, así como la coagulación sanguínea.Durante un ataque de pánico[7]​ la atención consciente queda fijada en el peligro inminente percibido.Una imagen mental o real, un aroma u otros estímulos pueden desencadenar síntomas fisiológicos de alerta en el cuerpo (ritmo cardíaco, presión sanguínea, etcétera).[cita requerida] Muchos expertos e investigadores, incluidos los doctores David Carbonell y Giorgio Nardone, describen los ataques de pánico y el trastorno de pánico como una trampa (muy eficaz) en dos ámbitos fundamentales.[cita requerida] En particular, se han identificado tres intentos típicos de soluciones llevadas a cabo por el sujeto:[9]​ Controlar el pánico requiere tiempo y paciencia para redefinir las actitudes frente al miedo extremo para enfrentarse al suceso que lo provoca y no evitarlo.El alprazolam es la única benzodiacepina aprobada por la APA para el tratamiento específico por ataque de pánico.Guías clínicas recomiendan tratamientos farmacoterapéuticos alternativos o intervenciones psicoterapéuticas como líneas de acción.[21]​ Desde la terapia cognitivo-conductual, el tratamiento se compone de diferentes fases: Afrontar el pánico requiere tiempo y paciencia para redefinir las actitudes frente al miedo extremo para enfrentarse al miedo y no evitarlo.
Hiperventilación
Representación del sistema límbico
El mecanismo del miedo. ¿Lucha o huida?