Simone Weil

Dejó abundantes escritos filosóficos, políticos y místicos, incentivados por su publicación tras su muerte en 1943 a causa de tuberculosis.

Se graduó a los veintidós años y comenzó su carrera docente en diversos liceos (Le Puy-en-Vlay, Auxerre y Roanne) En uno de sus escritos autobiográficos, Simone De Beauvoir comentó sobre Weil: «Una gran hambruna había sacudido China, y me dijeron que ella (S. Weil) prorrumpió en sollozos cuando recibió aquella noticia; esas lágrimas me obligaron a respetarla aún más que por sus dotes para la filosofía.

No sé cómo entablamos conversación; me explicó en un tono cortante que una sola cosa contaba hoy en toda la Tierra: una revolución que diera de comer a todo el mundo.

Encontró un país socioeconómicamente hundido con una izquierda profundamente dividida (el partido comunista de Alemania controlado por Stalin libraba una lucha contra la socialdemocracia como "enemigo principal") y un partido nazi en ascenso imparable.

[2]​ A los veinticinco años, abandonó provisionalmente su carrera docente para huir de París y, durante 1934 y 1935, trabajó como obrera en Renault: «Allí recibí la marca del esclavo», dijo.

[3]​ Meses después se dirigió al escritor católico francés Georges Bernanos, quien por su parte había denunciado, a pesar de tener un hijo luchando junto con los sublevados, las atrocidades del bando franquista en Mallorca (Los grandes cementerios bajo la luna, 1938), reconociendo la honestidad de su denuncia: «Nunca nadie ni entre los españoles ni los franceses que estaban en España combatiendo o de visita –estos últimos casi siempre intelectuales inofensivos–, habló de las matanzas inútiles con repulsa, disgusto o rechazo siquiera.

[4]​ Fue durante esta etapa cuando se la relacionó con el dibujante José Luis Rey Vila, que posiblemente adoptó el seudónimo Sim en homenaje a Simone.

Su familia estaba en grave peligro de ser clasificada como no-aria, con las consecuencias del caso.

Cuando en 1940 fue obligada a huir de París y refugiarse en Marsella, escribió para exponer una filosofía que se quería proyecto de reconciliación —siempre dolorosa— entre la modernidad y la tradición cristiana, tomando como brújula el humanismo griego.

Sin embargo, su acercamiento fue heterodoxo y no excluyó el interés por otras tradiciones religiosas.

También se interesó en estos años por la no violencia preconizada por Gandhi —que ella juzgaba más reformista que revolucionaria— y tuvo algunos encuentros con Lanza del Vasto.

Se internó en un sanatorio de Ashford, en Inglaterra, donde falleció en agosto con 34 años.

Simone Weil (1921).
Primera edición de Escritos históricos y políticos
Imagen de arte urbano de Simone Weil en Berlin-Kreuzberg (2019)