Milan Stojadinović

Se mostró incapaz de hacerlo, aunque sus medidas económicas favorecieron el desarrollo del país.[1]​ Sus tendencias autoritarias e incapacidad para alcanzar un acuerdo con los políticos croatas precipitaron su destitución.[1]​ El Gobierno yugoslavo acabó internándolo y más tarde entregándolo a los británicos para exiliarlo.Pasó la Segunda Guerra Mundial desterrado en la isla de Mauricio y más tarde se exilió en Argentina, donde ejerció como periodista especializado en economía hasta su muerte en 1961.En 1904 la familia se trasladó a Belgrado, donde Stojadinović completó sus estudios de secundaria con notas excelentes.[3]​ Tras la guerra, se instaló en Belgrado; en 1919 ingresó como vicegerente del Banco Comercial Inglés y dirigió brevemente la Junta Estatal de Cuentas.[8]​ Pocas semanas después, se formó una coalición opositora de antiguos dirigentes radicales y partidarios de la dictadura entre los que se contaban el anterior primer ministro Jevtić, ya impopular,[8]​ y el exministro (y ex primer ministro) Petar Živković, que había abandonado el gabinete el día siguiente al atentado.[9]​ Redujo además las deudas de los campesinos,[10]​ muy afectados por la crisis económica, disminuyendo a la mitad aquellas anteriores a 1932, y decretando un interés del 3 o 4,5 %, además de conceder doce años para el pago.[11]​[10]​ En diciembre de 1936, se alzó con el triunfo en las elecciones en todas las circunscripciones del país menos en Sava y Primorje, donde el Partido Campesino Croata de Vladko Maček siguió recibiendo el respaldo mayoritario del campo croata.Tras un comienzo en que respaldó las políticas de Francia y el Reino Unido, acatando, por ejemplo, el embargo a Italia por su ataque a Etiopía aprobado por la Sociedad de Naciones (con gran coste para la economía yugoslava),[17]​ pronto alteró su postura.Ninguna de las dos potencias compensó a Yugoslavia por las pérdidas que le supuso aplicar el embargo.[18]​ La primacía alemana en detrimento de Italia, sin embargo, perjudicaba a los industriales croatas, lo que atizó el descontento político.[21]​ El primer ministro mantuvo, asimismo, una actitud de enemistad hacia la Unión Soviética,[2]​ apoyado por el regente Pablo, negándose a normalizar las relaciones diplomáticas o a entrar en cualquier tipo de acuerdo con los soviéticos.[16]​ Intentos posteriores de equilibrar la influencia económica germana con inversiones italianas y británicas fracasaron.[24]​ Korošec, sin embargo, abandonó este tras ser acusado por Stojadinović del fracaso al no haber amañado las votaciones.[26]​ Considerado peligroso, el Gobierno lo internó en su región natal al oeste de Serbia en abril; se lo trasladó a Bosnia pocos meses más tarde.[27]​ En 1954 se reunió con el político croata Ante Pavelić, caudillo del Estado Independiente de Croacia durante la guerra mundial, para acordar un nuevo reparto territorial que ampliase Croacia y Serbia en una nueva Yugoslavia, pacto sin ninguna trascendencia real a pesar del revuelo que levantó.
Stojadinović (izquierda) conversa con el ministro de Asuntos Exteriores alemán Von Neurath en enero de 1938. Stojadinović reforzó los lazos del país con Alemania por motivos políticos y económicos.