[7] Durante dos años, Melchor Martínez le enseña los rudimentos de la mecánica y del socialismo.
Allí los mineros declaran una huelga ante los malos tratos recibidos por uno de los ingenieros, exigiendo su destitución.
[9] Su padre le consigue una plaza como mecánico ajustador en el Ferrocarril del Norte y decide aceptarla.
Por la rebeldía demostrada durante dicha huelga, Durruti pierde su puesto de trabajo en la Compañía ferroviaria.
Tras estos hechos se refugia brevemente en Gijón y luego pasa la frontera a Francia, huyendo del servicio militar.
De vuelta a España, se afilia a la Confederación Nacional del Trabajo tras instalarse en La Felguera, donde existía un gran número de obreros metalúrgicos y el anarcosindicalismo tenía gran influencia.
Continúa recibiendo información sobre los acuerdos tomados por grupos anarquistas españoles y la decisión de la CNT de adherirse a la III Internacional (a cuyo II Congreso en Moscú fue enviado como delegado Ángel Pestaña).
En 1922 forma junto con Juan García Oliver, Francisco Ascaso y Ricardo Sanz el grupo «Los Solidarios», con el que un año más tarde perpetró un atraco a la sucursal del Banco de España en Gijón.
Se le imputa también el asesinato del arzobispo de Zaragoza, Juan Soldevila y Romero.
[10] El atraco es parte de una campaña para reunir recursos y liberar a compañeros que se encuentran encarcelados en España.
En Francia lo encarcelan junto a Francisco Ascaso y Gregorio Jover por participar en actividades revolucionarias en España, por lo cual comienza una gran campaña internacional a favor de su amnistía, que concluye con la liberación de los tres presos anarquistas.
Este comité (formado por libertarios, republicanos, nacionalistas y marxistas) se convierte en el verdadero poder en Cataluña, ratificando posteriormente la Generalidad lo que decide.
Su cuerpo se entregó a los servicios especializados del municipio de Madrid para su embalsamamiento, ya que sería trasladado y enterrado en Barcelona.
[c] Las emisoras de radio de la zona franquista atribuyeron el hecho a los comunistas, quienes a su vez aseguraron que los autores habían sido trotskistas o hasta los propios anarquistas por su enfrentamiento con la dirección.