En 1922, año de la llegada al poder del fascismo, un hecho marcó su vida: ve a la hija de un activista socialista siendo abusada sexualmente por cuatro jóvenes fascistas e interviene defendiendo a la joven.
En su libro de recuerdos, Bruno Salvadori escribe: Desde ese día, mi vida cambió.
Leyó las obras de Bakunin, Élisée Reclus, Malatesta, Pietro Gori y Kropotkin.
Luego vivió en Barcelona donde frecuentó círculos anarquistas antes del inicio de la guerra civil española.
Fue en esta época cuando adoptó el seudónimo de Antonio Giménez y se afilió al sindicato anarquista Confederación Nacional del Trabajo (CNT).
En sus memorias relata vívidamente las aventuras y acciones del grupo internacional de la Columna Durruti.