En la capital, se unió a los pintores flamencos del barrio de Saint-Germain-des-Prés.
Gracias a él, se consideró como nuevo género las fêtes galantes, que serían imitadas por Nicolas Lancret y Jean-Baptiste Pater, entre otros.
Pero regresó a París al año siguiente sin experimentar ninguna mejora.
[1] La colección que poseía su mecenas Crozat le permitió estudiar el estilo de los maestros renacentistas.
Conoció las obras de Giorgione, Rubens y Tiziano, lo que marcaría profundamente su producción.
En él se funden, pues, influencias flamencas y venecianas (en especial de Veronés), imprimiéndoles su personal gusto francés.
Sus temas son el teatro, la música, la conversación, los personajes de la comedia del arte y la mitología.
Están vestidos ricamente, deleitándose Watteau en mostrar las calidades de las telas satinadas.
Aplicaba los colores muy diluidos en capas de extrema delgadez, lo que permite numerosas transparencias.