Desde la Antigüedad, la isla de Citera tenía un templo dedicado a Afrodita, diosa del amor.
Ahora bien, no se sabe si son parejas que emprenden el viaje hacia la isla o regresan de ella.
La composición se lee de derecha a izquierda,[1] desde la escultura de la derecha hacia la popa del barco, a través de la diagonal formada por varias parejas en distintas actitudes amorosas que ocupan el primer plano y se dirigen hacia una barca sobre la que dos pilotos se preparan para marchar.
Los colores son bellos, predominando los cálidos dorados y rosas, que están acompañados del verde o el azul.
Las figuras son pequeñas, pero están minuciosamente tratadas, prestando especial atención a los efectos de luz sobre los ropajes que visten.
[2] Se alude de manera simbólica al erotismo o amor carnal.
En cierto sentido este se debe a la actitud ambigua de las parejas de la derecha, que representan pasos o momentos opuestos del cortejo: la vulgaridad, el retraso, la indecisión y el amor.
Ahora bien, el cuadro no se presta al análisis intelectual, ya que la voluntad de Watteau era lograr una representación poética.