La muestra de Gersaint

Después de tan solo dos semanas se vendió; más tarde lo adquirió Jullienne, que se lo cedió a su primo hermano Claude Glucq —los dos fueron retratados en el lienzo, al lado del matrimonio Gersaint—.

Probablemente en 1744, gracias al consejero y conde Rothenburg, pasó a la propiedad del rey Federico II de Prusia.

Aunque parezca fuera de lo común el lugar al que se destinó originalmente, el interés del marchante —atraer a los clientes— se aunaba con el del pintor, que acababa de volver de París tras una larga ausencia y que quería hacer así publicidad para su propio arte.

Al fondo se abre una puerta de cristal hacia una trastienda iluminada por una luz clara.

Vuelve su mirada al retrato que se está moviendo y no al caballero que, con sombrero bajo el brazo, también acaba de entrar y le da la mano.

Al lado derecho del establecimiento se pueden ver otros clientes; el propietario Gersaint o uno de sus colaboradores presenta un cuadro oval de tamaño superior al natural y enmarcado en oro de una escena con ninfas en el bosque; quizá Diana y Calixto.

Todo lo demás son, al parecer, cuadros de Viejos Maestros.

Las obras que se encuentran por encima del arco fueron añadidas más tarde por otro pintor desconocido.

Se trata más bien de publicidad, no solo para el marchante, sino también para un pintor que se encontraba en el cénit de su fama y que, a pesar de su debilidad física, todavía no esperaba que sus días estuvieran contados.

Sin embargo, solo en uno de ellos —y además, el más pequeño y apartado del observador— se reflejan tres clientes, que no observan el arte, sino a sí mismos.

Detalle del lienzo
Detalle del lienzo
Detalle del lienzo. Probablemente estén retratados Claude Glucq y Madame Gersaint
Detalle del lienzo