Paul Morand

Dio esta simple respuesta a la eterna pregunta: "¿Qué quiere hacer usted de su hijo?

El joven Paul aprendió Inglés muy pronto y fue a Londres varias veces durante su adolescencia (1902, 1903, 1904, 1908, 1909, 1913).

Entró en el colegio Jules Ferry y a continuación, en la escuela secundaria Chaptal.

Tras un periodo como agregado en la embajada en Londres, regresó a París y fue asignado al Gabinete del Ministro de Asuntos Exteriores durante la Primera Guerra Mundial.

Su amistad con Philippe Berthelot le permite misiones diplomáticas que son, de hecho, destinos literarios.

Sus primeras obras publicadas fueron poemas, incluyendo Lampes à Arc en el año 1919.

Un ejemplo: “Cualquier hombre honesto en Viena ha de tener una ocupación, pero esta no tiene que degenerar nunca en trabajo”.

Tuvo éxito en Inglaterra por la persuasión, por su posición social más que por sus puestos oficiales ... ".

Debido a esto, Morand siempre le llama despectivamente "Gaulle", especialmente en su correspondencia con su amigo Jacques Chardonne.

Para recuperarla, él mismo se hizo nombrar embajador de Vichy en Bucarest.

A continuación, se hizo designar embajador en Berna, para manejar la descarga.

Después de la guerra, se vio obligado a exiliarse en Vevey, Suiza.

"(Chronique de l'homme maigre) Durante esos años, se dedicó a proseguir su obra, marcada por nuevas directrices, y sobre todo por un nuevo interés por la historia, como lo demuestran Le Flagellant de Séville y Fouquet ou le Soleil offusqué.

Sin embargo, el Jefe del Estado, en contra de la tradición, no lo recibirá, aunque había levantado su veto de manera implícita cuando declara al Secretario Permanente: "Paul Morand ... estará entre vosotros, ¿no es así ?".

Paulina Dreyfus sacó una novela sobre la campaña que precedió a su elección como inmortal (2012).

Maurice Rheims, que era su amigo desde 1959, escribe en sus conversaciones con François Duret-Robert (En tous mes états, Gallimard, 1993, p. 93-97), este "hombre encantador, aficionado refinado" que fue su mentor para entrar en la Academia ", haciéndolo todo por sí mismo, para actuar sin tener que hablar conmigo" (con Guitton, Ionesco, Druon, etc.), y su esposa, "emperatriz asiática, goza de su té en una taza de cerámica azul de la época Ming, sentada en el centro de un trono mongol del siglo XVIII.

Pero aquella temperatura crepitante de los años 20 le hizo sentirse el ciudadano urgentísimo del universo que tenía que contarlo todo, cuando faltaba tanto tiempo para la bomba atómica.

Porque si Morand fue siempre un hombre de derechas (como Cocteau) y un declarado antisemita, su moral privada de heterosexual refinado, le permitía no albergar prejuicio alguno sobre la homoxesualidad y más entre el alto mundo, donde no era infrecuente.

Siguió publicando libros breves que hablan de libres costumbres morales, tal “Le flagellant de Séville”, “Hécate et ses chiens” o “Les écarts amoureux”.

Durante la Primera Guerra Mundial, Morand se fija en los buques de guerra que atracan frente al Palacio Ducal y en quienes ponen entonces el toque cosmopolita: los soldados rusos, napolitanos, austriacos, franceses, senegaleses… Durante el periodo de entreguerras Venecia abre para Morand la puerta de Oriente, porque en 1919 se inauguró la ruta a través del Simplón del famoso tren de lujo Orient_Express; esa ruta paraba en Venecia antes de continuar hacia Trieste y Estambul – y Morand por supuesto cogió el tren desde París.

Morand dice “Venecia se hunde; ¿no será quizá lo más bello que podía ocurrirle?”.

Su padre le lega un esteticismo radical: nada de rozarse con lo feo, que mancha.

La pureza veneciana hace además que Morand nos hable solo brevísimamente de la pestilencia de los canales y, sobre todo, que tome Venecia como escudo contra lo moral: lo estético, desde luego, no debe contaminarse con consideraciones éticas" "Morand está todo en sus cartas [...] este autor de cartas incomparable ofrece visiones deslumbrantes sobre la política, la moral, la historia o los impulsos del corazón [...] lo que para la mayoría es una diversión, es para él generosidad.