El Corán (del árabe القرآن al-qurʕān, ‘la recitación’, [qurˈʔaːn], persa: [ɢoɾˈʔɒːn]) (también transliterado como: Alcorán, Qurán o Korán) es el libro sagrado del islam, en el que representa la palabra de Dios (en árabe Allāh, الله), revelada a Mahoma (محمد Muhammad), quien se considera que recibió estas revelaciones por medio del arcángel Gabriel (جبريل Ŷibrīl).
[1] Durante la vida del profeta Mahoma, las revelaciones eran transmitidas oralmente o escritas en hojas de palmeras, trozos de cuero o huesos, etc.[2] A la muerte del profeta, en 632, sus seguidores comenzaron a reunir estas revelaciones, que durante el Califato de Uthmán ibn Affán (عثمان بن عفان) tomaron la forma que hoy conocemos, 114 capítulos (azoras, سورة), cada uno dividido en aleyas (آية).
El origen del Corán ha generado mucha controversia porque los especialistas islámicos parten de la presunción de que el Corán es un texto incorrupto y divino,[nota 1] mientras que los académicos lo ven como un texto humano semejante a cualquier otro.
En Medina, se dice que alrededor de sesenta y cinco acompañantes actuaron como escribas para él en algún momento o en otro.
Durante el califato de Utmán ibn Affán, hubo disputas relativas a la recitación del Corán.
Aunque algunos eruditos concuerdan con varios de los aspectos señalados por las tradiciones islámicas relativas al Corán y sus orígenes, el consenso religioso considera que Mahoma compuso los versos que integran el texto, las cuales fueron memorizadas por sus seguidores y puestas por escrito.
El especialista europeo Gerd R. Puin ha estudiado estos fragmentos y ha publicado no solamente un corpus de textos, sino también algunos descubrimientos preliminares.
Los contenidos del Corán tienen que ver con las creencias islámicas básicas incluyendo la existencia de Dios y la resurrección.
Los versos relativos a los fenómenos naturales han sido interpretados por los musulmanes como señal de la autenticidad del mensaje Coránico.
Ante la objeción burlona de los no creyentes con respecto a que las generaciones anteriores han estado muertos mucho tiempo y son ahora sólo polvo y huesos decrépitos, la respuesta es que Dios es capaz en cualquier caso de regresarles a la vida."
El Corán no afirma una inmortalidad natural del alma humana, pues la existencia del ser humano depende de la voluntad de Diosː cuando lo desee, hace que el hombre muera, y cuando lo desea le devuelve la vida en una resurrección corporal.
No se tiene en cuenta si estas mujeres están casadas con otras personas o no, y al igual que otras mujeres poseídas, los titulares de derechos (guerreros o compradores de ellos) pueden realizar prácticas sexuales sobre sus cuerpos sin su consentimiento.
En este caso, se puede pagar una indemnización (Diyya en el islam) a la familia de la persona asesinada.
Por todas estas razones, fue extremadamente importante para los comentadores explicar cómo fue revelado el Corán, cuando y bajo qué circunstancias.
En otros casos, como con la azora al-Kawthar, los detalles de las circunstancias están en disputa, pues diversas tradiciones entregan versiones diferentes.
El Corán menciona en dos suras la historia del "pueblo de Lot" (también conocidos como sodomitas), quienes fueron destruidos por participar en actos malvados, corrupciones, violaciones (a viajeros), y entre eso, practicaban la homosexualidad, era un Pueblo que "excedía los límites", según el Corán.
Existen diversas escuelas de recitación coránica y todas constituyen pronunciaciones permitidas del rasm utmánico.
Por ejemplo, el nombre del Arcángel Gabriel se puede pronunciar de manera diferente en distintas recitaciones: Ŷibrīl, Ŷabrīl, Ŷibra'īl, y Ŷibra'il.
Las recitaciones no canónicas son llamadas «explicativas» por su papel de darle diferentes perspectivas a un verso o aleya dada.
La creencia en el origen divino, directo e incorrupto del Corán es considerado fundamental por la mayoría de los musulmanes.
Esto trae como consecuencia directa la creencia de que el texto no tiene errores ni inconsistencias.
Por consiguiente, la lengua cambió rápidamente en respuesta a la nueva situación, perdiendo los casos y el vocabulario oscuro.
Unas cuantas generaciones después de la muerte del profeta, muchas palabras usadas en el Corán ya se habían vuelto arcaísmos.
Los musulmanes señalan que el estilo único del Corán es un indicio más de su origen divino.
Existen muchos elementos que se repiten en el Corán: epítetos («Señor de los cielos y la tierra»), oraciones («Y cuando dijimos a los ángeles: 'Postraos ante Adán', todos se postraron»), e incluso historias, como la historia de Adán.
Wa layâlin ʿašr(in), Wa-š-šafʿi wa-l-watr(i) Wal-layli 'iḏâ yasr(î), o, para dar un ejemplo menos asonante, la azora “al-Fîl”:
Debido al hecho de que la tradición musulmana sentía que retratar directamente a los personajes sagrados podría conducir a la idolatría, se prohibió decorar el Corán con imágenes (como sí se hace con frecuencia en los textos cristianos, por ejemplo).
En vez de esto, los musulmanes desarrollaron un amor y un cariño especiales por el texto en sí.
Los musulmanes también decoraron sus ejemplares del Corán con figuras abstractas conocidas como arabescos, con tintas de colores y doradas.
Además de esto, como simples interpretaciones del texto, se les trata como libros corrientes, en vez de darles todos los cuidados especiales que sí se les dan generalmente a los libros en lengua árabe.