Logró 25 victorias, 32 podios, 33 pole positions y 28 vueltas rápidas en 73 Grandes Premios disputados, todos ellos para Lotus.
Único varón, y el menor en una familia de cinco hermanos, estaba predestinado a hacerse cargo de la granja familiar, circunstancia que provocó que sus inicios en el automovilismo no fueran del todo aprobados por la misma.
Más tarde se unió a un equipo que era dirigido por Jock McBain conocido como el Border Reivers.
El Ferrari fue lanzado hacia los espectadores matando a catorce de ellos así como al piloto alemán.
[1] La carrera profesional de Clark en Fórmula 1 fue en su totalidad con el equipo Lotus, para quien condujo desde sus inicios en 1960 hasta 1968.
Sin embargo hizo historia al triunfar por primera vez en esa carrera con un automóvil con el motor colocado detrás del piloto.
En Mónaco uso por última vez el Lotus 33, retirándose a mitad de carrera con una avería en la suspensión.
A continuación comenzó la nueva asociación de Lotus con la Ford Motor Company y Cosworth.
A lo largo de su carrera Clark ganó 25 Grandes Premios y obtuvo la pole en 33 ocasiones.
Se le consideraba un terrible piloto de pruebas, pues era capaz de acomodarse al auto y hacerlo parecer mejor de lo que en realidad era; al contrario de otros pilotos que probarían el auto por varias vueltas, haciéndole ajustes hasta conseguir el mejor tiempo posible, Clark lograba el mejor tiempo así en la manera como encontraba al auto, y le decía a los mecánicos "déjenlo, así está bien".
Debido a esto se le hacía difícil entender cómo otros pilotos no podían ser igual de rápidos que él.
Colin Chapman quedó devastado y declaró públicamente que había perdido a su mejor amigo.
Hubo especulaciones iniciales sobre si el accidente fue causado por un error del conductor o por un neumático trasero desinflado, y los investigadores de accidentes de avión investigaron a fondo el Lotus durante tres semanas.
Según Andrew Marriott de la revista clásica Motor Sport que cubría la carrera como un joven reportero: "Las muertes en el deporte eran algo habitual en esos días, pero seguramente no en alguien con el talento y la habilidad sublime de Clark.