Joseph Conrad

Su nombre polaco original era Józef Teodor Konrad Nałęcz-Korzeniowski, aunque al tomar la nacionalidad británica adoptó el de Joseph Conrad.

Su padre, Apollo Korzeniowski, combinaba la actividad literaria como escritor y traductor de Shakespeare y de Víctor Hugo con el activismo político al servicio del movimiento nacionalista polaco por el que sufrió una condena a trabajos forzados en Siberia.

En 1878, para escapar al reclutamiento militar ruso, se trasladó a Inglaterra, trabajando como tripulante en barcos de cabotaje en los puertos de Lowestof y Newcastle, ocupando sus ratos libres a bordo con una afición un tanto sorprendente para un joven marinero extranjero, la lectura de Shakespeare, lo que le permitió ya a los veintiún años un amplio dominio del idioma inglés, lengua en la que escribió toda su obra y en la que se consagraría como uno de sus autores clásicos.

En 1914, durante un viaje por Polonia, estalla la Primera Guerra Mundial y los Conrad tienen que regresar a Inglaterra por Austria e Italia.

En 1916 el Almirantazgo le encarga diversas comisiones de reconocimiento por varios puertos británicos.

Najder[3]​ advierte que este enfoque produce una imagen incoherente y engañosa.

Por lo tanto, nunca dice el apellido del protagonista de Lord Jim.

Lo que sus breves brechas no pudo proporcionar fue una comprensión completa de las culturas exóticas.

Almayer abandonado por su querida hija, se da al opio, y muere.

Tuan Jim (Lord Jim, 1900), el arquetipo del hombre de buena voluntad en manos del destino oscilante entre la fortuna y la adversidad, se ve precipitando inadvertidamente una masacre de su comunidad adoptiva y deliberadamente camina hasta su muerte a manos del líder de la comunidad.

En el cuento de 1901 de Conrad, "Amy Foster", un polaco trasplantado a Inglaterra, Yanko Goorall (una transliteración inglesa del polaco Janko Góral), enferma y, sufriendo fiebre habla en su lengua nativa, asustando a su esposa Amy, que huye, a la mañana siguiente, Yanko muere de insuficiencia cardíaca y resulta que simplemente había estado pidiendo agua en polaco.

En Victoria (1915), Lena es asesinada a tiros por Jones, que había querido matar a su cómplice Richard y más tarde logra hacerlo, después perece junto con otro cómplice, tras lo cual el protector de Lena Axel Heyst prende fuego a su bungalow y muere junto al cuerpo de Lena.

Cuando un personaje principal de Conrad se escapa con vida, a veces no le va mucho mejor.

En Under Western Eyes (1911), Razumov traiciona a un estudiante de la Universidad de San Petersburgo, el revolucionario Víctor Haldin, que ha asesinado a un ministro del gobierno ruso salvajemente represivo.

Razumov se tambalea, es derribado por un tranvía, y finalmente regresa como un lisiado a Rusia.

Incluso al trasponer frases y escenas, Conrad cambió su carácter, los insertó dentro de estructuras nuevas...

Tenía razón al decir: "No me parezco a nadie".» Ian Watt lo expresó sucintamente: «En cierto sentido, Conrad es el menos derivado de los escritores, escribió muy poco que podría ser confundido con el trabajo de cualquier otro».

Pero allí donde "Greeneland" se ha caracterizado como una atmósfera recurrente y reconocible independiente de la localización, Conrad se esfuerza por crear un sentido de lugar, ya sea a bordo de un barco o en una aldea remota, A menudo decidió que sus personajes interpretaran sus destinos en circunstancias aisladas o confinadas.

Leo Gurko también considera «una de las cualidades especiales de Conrad, su conciencia anormal del lugar, una conciencia ampliada a casi una nueva dimensión en el arte, una dimensión ecológica que define la relación entre la tierra y el hombre».

En cuanto conoces tu esclavitud del dolor, la ira, la contienda, comienza la tragedia».

Pero en 1922, cerca del final de su vida y su carrera, cuando otro amigo escocés, Richard Curle, envió a Conrad pruebas de dos artículos que había escrito sobre Conrad, este objetó al ser calificado como un escritor sombrío y trágico.

Pero el papel que atribuye al destino ciego en sus obras y la tendencia a considerar algunos de sus principales personajes como arquetipos, lo acercan a los planteamientos filosóficos de la tragedia griega.

Conrad tenía una visión totalmente lúcida de la condición humana, una visión similar a la que había ofrecido en dos micro-historias su compatriota polaco Bolesław Prus (cuyo trabajo admiraba enormemente): Molde de la Tierra(1884) y Sombras (1885).

Conrad afirmó que «nunca había tenido un diario ni poseído un cuaderno».

En 1978 una versión más completa fue publicada como El diario de Congo y otras piezas no coleccionadas.

Edward Said comenta: «Me pareció que si Conrad escribiera sobre sí mismo, sobre el problema de la autodefinición, con tal urgencia sostenida, algo de lo que escribió debía tener sentido para su ficción.

Edward Said encontró paralelismos especialmente estrechos entre las cartas de Conrad y sus relatos.

«Conrad [...] creía [...] que la distinción artística se demostraba más claramente en un trabajo más corto que en un trabajo más largo [...] Él creía que su propia vida era como una serie de episodios cortos [...] porque él mismo era tantas personas diferentes [...]: era un polaco y un inglés, un marinero y un escritor.» Otro crítico, Najder, escribe: «Durante casi toda su vida Conrad fue un forastero y se sintió así.

Un forastero como escritor inglés ... Conrad se llamaba a sí mismo un "maldito extranjero".

Las costas del sureste asiático son el marco de muchos de los relatos introspectivos de Conrad
Joseph Conrad en 1914 junto a Anielą Zagórską, traductora de sus obras.
Tumba de Joseph Conrad en el cementerio de Canterbury
Villa Konstantynówka en Zakopane , lugar de estancia de Joseph Conrad en 1914.