A ello hay que añadir que, coetáneamente a Ibn Nagrella en Granada, en Zaragoza el cargo de visir estuvo ocupado por judíos: Yekutiel ben Isaq (bajo Al-Mundir II) y Abu al-Fadl ibn Hasdai (bajo Al-Muqtadir, Al-Mu'tamin y Al-Musta'in II).De Córdoba se dirigió a Granada, donde Moseh ibn Ezra ocupaba un puesto importante y lo mandó llamar.En su estancia en Toledo escribió Diván (Dìwan), una colección de poemas profanos escritos en hebreo, en los que hace un canto a la amistad, el amor y la naturaleza.Después de 1108 parece que Yehudah volvió a Córdoba, cuando el poderío almorávide se desmoronaba.[3] No es seguro, sin embargo, que el autor de tantos suspiros por Sion llegara a su destino.Varios años se quedó muy cerca, en El Cairo, festejado por los notables judíos de la ciudad.Del Diwan escrito en Toledo se convervan panegíricos, cantos de boda, elegías y composiciones autobiográficas.El tema mesiánico se hace más presente con la ocupación por los cruzados de Jerusalén y la aparición en Córdoba del falso mesías Moseh Drai, en 1130, la fecha precisamente que había soñado Yehudah como la del comienzo de la Edad mesiánica, probablemente influido por el científico Abraham bar Hiyya que la había calculado para 1135.Llegado a Alejandría, encontró excelente acogida y, aunque al cabo de mucho tiempo prosiguió su viaje hasta Damieta, se quedó allí cerca de dos años y volvió a El Cairo.Esta teoría era de origen musulmán, no judío, aunque ya la utilizó Abraham bar Hiyya.En última instancia, el fundamento está en la filosofía neoplatónica que defendía la emanación de sustancias espirituales directamente del Uno o Dios.