La leyenda describe la guerra con Coriolano como una sola campaña, pero seguramente se desarrolló durante unos cuantos años.
En 495 a. C., los cónsules condujeron las legiones al territorio de los volscos, quienes entregaron rehenes a los romanos porque no estaban preparados para la guerra.
[4] La secesión de la plebe impidió a los cónsules, en un primer momento, reclutar un ejército[5] Los volscos y sus aliados, no tropezaron con enemigos en su marcha sobre Roma.
[7] El año siguiente, en 494 a. C., mientras la República romana estaba inmersa en disensiones internas, los volscos, aliados con los ecuos y los sabinos, marcharon de nuevo sobre Roma, donde fue nombrado un dictador.
Los volscos, superiores en número, fueron vencidos rápidamente, su campamento y la ciudad de Velitras fueron tomadas;[8] en esta se creó poco después una colonia romana.
[10] Mientras que Roma hacía frente a una terrible hambruna, los volscos se preparaban de nuevo para la guerra, pero fueron golpeados por la peste.
[10] Coriolano fue condenado al exilio por los tribunos de la plebe, irritando sobremanera a los patricios, y se retiró a territorio volsco: Fue el principio de una guerra que duraría desde el año 491 al 488 a. C.[11] Concibió un plan para que los volscos, desmoralizados por su derrota y diezmados por la peste, retomaran las armas.
[12] Una vez hecho, hizo una disertación para incitarles a vengarse de la afrenta sufrida, y rápidamente todos los volscos se sublevaron contra la República romana.
El cónsul Tito Sicinio Sabino tomó el mando del ejército romano, y según Tito Livio, «los beneficios no fueron decisivos»,[15] mientras que Dionisio de Halicarnaso señala que el cónsul aplastó a un ejército volsco, mató a su general, y recibió un triunfo por su victoria.
El cónsul Quinto Fabio Vibulano venció a los volscos aliados con los ecuos, y vendió el botín obtenido para ingresar las ganancias en el tesoro público.
[17] En el siguiente año, el cónsul Lucio Emilio Mamerco marchó contra los dos pueblos itálicos, de nuevo unidos, y consiguió una gran victoria, cara en hombres para los volsco, quienes, pese a todo, poco tiempo después se rebelaron.
Estos últimos, sostenidos por los hérnicos, repelieron a los saqueadores y recuperaron el botín sin ayuda romana.
Antes del final de la segunda guerra samnita (304 a. C.), todos los volscos habían sido sometidos a Roma y declarados ciudadanos romanos.