En su tercer consulado (486 a. C.), Espurio Casio hizo un pacto con los recién conquistados hérnicos.
Los informes sobre su reforma agraria son confusos y contradictorios; está claro, sin embargo, que había sido diseñada con la intención de beneficiar a los necesitados plebeyos.
[1] Casio fue enjuiciado y condenado por la gente bajo la excusa de buscar poder monárquico.
[2] La sentencia fue ejecutada por los quaestores parricidii lanzando a Espurio Casio desde lo alto de la roca Tarpeya.
De acuerdo con Tito Livio, su propuesta fue recibida por ambas partes del espectro social con muchas reservas.