[9] Luego se reclutaron a todos los romanos en edad militar y se dividió el ejército en cuatro cuerpos con Postumio, Ebucio, Verginio y Aulo Sempronio Atratino a la cabeza,[10] quedando los dos últimos de Roma.
[16] Los romanos habían ocupado la cima de una colina, así que los oficiales latinos discutían si intentar asaltarla, inmovilizarlos con una zanja y dejar una pequeña guarnición para atacar Roma con el grueso del ejército o esperar más refuerzos volscos.
La caballería se dividió en tres cuerpos, dos en las alas y uno de reserva detrás del centro.
[28] Entre tanto, Ebucio y Mamilio combatieron brillantemente a la cabeza de sus infantes hasta que desafiaron personalmente, hiriéndose gravemente el uno al otro hasta que Ebucio clavo su lanza en Mamilio, quien lo golpeo en el brazo derecho y ambos cayeron de sus monturas.
[36] Después de esto, la izquierda romana cedió mucho terreno y el centro empezaba a resquebrajarse.
[37] Postumio se enteró y decidió ayudarlos, primero, enviando al legado Herminio que pasará atrás de las líneas romanas con algunos jinetes para mandar a los soldados que huían dar media vuelta, y si se negaban matarlos,[38] entre tanto, él mismo marchaba con lo mejor de su caballería, su guardia personal, al sector amenazado.
[39] Su carga fue tan fiera que los latinos no pudieron sostenerse y huyeron perdiendo muchos hombres.
Esto permitió reconstruir la línea romana[40] y los exiliados fueron destrozados, entonces Mamilio tomó algunas tropas de reserva e intento salvar la situación.
[41] Además, Herminio consiguió controlar a los que huían y formando un gran cuerpo volvieron al combate contra Mamilio, fácilmente distinguible por sus atuendos.
[47] Por su parte, la derecha latina de Sexto resistía y hacia retroceder a los romanos en su sector.
[51] Cuando empezaron a lavar a sus caballos en la fuente que estaba frente al templo de Vesta, un grupo de personas les preguntó cómo había ido el combate y éstos relataron la manera en que se ganó la batalla.
[53] Debido a esto se erigieron numerosos templos en su honor en toda la ciudad, incluyendo uno frente al Foro, en el lugar donde fueron vistos, y la fuente que usaron se empezó a considerar sagrada, celebrándose fiestas y sacrificios en su honor.
[59] Un tercer grupo propuso construir un campamento seguro y pedir refuerzos a su gente por considerar muy riesgoso intentar el asalto pero vergonzoso retirarse.
[61] Así, seleccionaron a los supuestos embajadores y los enviaron al campamento enemigo, donde los recibió una asamblea de jefes romanos.
[66] Esto produjo muchos festejos entre los patricios pero para la plebe fue cada vez más obvio que eran ellos sus nuevos opresores.
[4] Este acto permitió una unión mucho más estrecha entre la Liga latina y la República romana.