[4] Cayó en una depresión, llegando incluso a pensar en el suicidio, pero la superó con la ayuda de sus amigos.
[5] Poco después, su hermano Ascanio I Colonna tuvo un conflicto con el papa Clemente VII.
En 1539 regresó a Roma, donde entabló una apasionada amistad con Miguel Ángel Buonarroti, quien la estimó enormemente, y sobre el cual tuvo una gran influencia.
Miguel Ángel le dedicó varios de sus sonetos y la retrató en numerosos dibujos.
Entre sus amigos se contaron ilustres literatos, como Pietro Bembo, Luigi Alamanni y Baltasar de Castiglione.
Tuvo también una estrecha relación con reformadores, como Pietro Camesecchi, Juan de Valdés y Bernardino Ochino.
Sus obras se imprimieron por primera vez en Parma en 1538, pero poco después aparecieron nuevas ediciones: en Florencia y Venecia, respectivamente.