La feria de las vanidades

La novela es actualmente considerada un clásico, y ha inspirado varias adaptaciones cinematográficas, siendo la más reciente la película de 2004 protagonizada por Reese Witherspoon.Confiando en casarse con Sedley Becky lo atrae, pero fracasa debido a las advertencias del capitán Osborne, la propia timidez de Sedley, y su vergüenza sobre cierto comportamiento borracho y tonto por su parte, del que Becky ha sido testigo.La pareja casada intenta constantemente reconciliarse con la señorita Crawley, y ella cede un poco, pero solo acepta ver a su sobrino, quien no es lo bastante hábil como para hacerse perdonar y finalmente la señorita Crawley rechaza cambiar su testamento.A Becky le molesta este desaire y crea una situación de rencilla entre las dos mujeres que durará años.No hay quien detenga su éxito, a pesar de sus orígenes humildes, y con el tiempo la presentan en la corte del propio príncipe regente como era costumbre hacer con las damas en la alta sociedad.También toma mucho dinero prestado de la gente que la rodea y rara vez paga las facturas.Tan pronto como se establece en la sociedad elegante, alguien saca a relucir su mala reputación y difunde rumores; el propio Steyne envía a alguien pare decirle que se vaya de Roma cuando en cierta ocasión coincide con ella en esa ciudad, si no quiere morir por alguna causa inesperada ya que la ciudad es muy insalubre.Después de doce años en el extranjero, tanto Joseph Sedley como Dobbin regresan a Inglaterra.Dobbin revela a Amelia su amor incondicional, pero aunque Amelia es afectuosa, ella le dice que no puede traicionar la memoria de su marido muerto a quien tiene idealizado como un ser superior y no como el egoísta que realmente era.Se informa al lector, al final de la novela, que aunque Dobbin se casó con Amelia, y aunque siempre la trató con gran amabilidad, nunca recupera plenamente el amor que en el pasado tuvo por ella.En ese capítulo en cierto momento Rebeca relexiona al ver cómo vive bien su cuñada gracias a disponer de mucho dinero, mientras Rebeca nunca ha tenido dinero suficiente desde su infancia, ni lo tiene tampoco en la actualidad, pues su marido no tiene ningún ingreso fiable salvo lo que gana apostando a las cartas.Está completamente dominada por su gastador padre (quien, según se pone de manifiesto, vende la anualidad que Jos ha proporcionado para "seguir sus maquinaciones sin fin"[3]​) y su crecientemente malhumorada madre.Ignora a William Dobbin, quien la corteja durante años, y le trata mal hasta que al final él se marcha.Se la describe como una muchacha pequeña con el pelo castaño, que tiene ojos verdes y gran cantidad de ingenio.No teniendo nunca una seguridad financiera o social desde niña, Becky desea esto por encima de todas las cosas.También usa su atractivo femenino para distraer a los hombres en los juegos de cartas mientras que Rawdon los engaña.Sir Pitt para entonces ha heredado el patrimonio de su padre, dejando a Rawdon indigente.El bienintencionado Rawdon tiene pocos talentos, la mayor parte de ellos referidos al juego y los duelos.No particularmente talentoso como oficial del ejército, está conforme en que Becky maneje su carrera.De alguna manera pedante y conservadora, Sir Pitt no hace nada por ayudar a Rawdon o Becky incluso cuando al final les llegan los malos tiempos.Flirtea con Becky bastante seriamente y se reconcilia con Amelia solo poco antes de morir en batalla.El mejor amigo de George Osborne(también conocido como Steve), William Dobbin es alto, desgarbado y no especialmente guapo.Permite que Amelia continúe con su obsesión por George y no corrige sus erróneas creencias sobre él.Obeso y egocéntrico pero muy tímido e inseguro, se ve atraído por Becky Sharp pero las circunstancias le impidieron hacerle una proposición.La feria de las vanidades fue la primera obra que Thackeray publicó bajo su propio nombre, y fue extremadamente bien recibido en su época.Aunque los críticos fueron superlativos en sus alabanzas, expresaron su disgusto en el constante retrato oscuro de la naturaleza humana, temiendo que Thackeray llevara su sombría metáfora demasiado lejos.Esto contrasta con el poder redentor del conflicto en los personajes de Guerra y paz.Para Thackeray, las guerras napoleónicas en su conjunto pueden verse como una más de las vanidades expresadas en el título.Al final del libro se da a entender que ha sido una adúltera y una asesina.Dobbin aparece al principio como leal y magnánimo, aunque inconsciente sobre su propia valía; al final se le presenta como un tonto trágico, un prisionero de su propio sentido del deber que sabe que está malgastando sus dones con Amelia, pero es incapaz de vivir sin ella.
Una reproducción del Mapa de Ruta desde la Ciudad de la Destrucción a la Ciudad Celestial en El Progreso del Peregrino, incluyendo Vanidad como la ciudad principal en el camino.