Su nombre está dedicado a los primeros habitantes íberos de la zona.
Fue diseñada inicialmente por Ildefonso Cerdá en 1859 para enlazar de forma directa el nuevo barrio del Ensanche, que se perfilaba dentro del plan Cerdá con el puerto, vía de comunicación principal en el siglo XIX.
Esta reforma comportó la destrucción de 2199 casas y muchos palacios medievales, afectando a unas diez mil personas.
Otra ventaja aprovechada fue la construcción soterrada de los túneles para hacer pasar el metro, iniciativa impulsada por el arquitecto municipal Pedro Falqués con la oposición de los políticos, y que tendría sus frutos cuando fue inaugurado en 1926.
En 2023, cuando se remodelaba esta calle, se desenterró una tumba romana del siglo V, con los restos de lo que parecía ser un hombre robusto de entre treinta y sesenta y cinco años[4].