La Heliea, ubicada en el ágora, que inicialmente designaba al tribunal de apelación, pasó posteriormente a ser la principal sede donde se reunían los dicastes, aunque había más tribunales por toda la ciudad.
Por otra parte, se elegían a los Cuarenta, que resolvían directamente en asuntos civiles de hasta 10 dracmas, pero si la cuantía era superior, el asunto pasaba a ser tratado por unos arbitradores, que intentaban lograr acuerdos entre las partes.
[9][14] En los Dikasterios, que estaban presididos por un arconte,[2] el número de miembros del tribunal que debían votar para emitir el veredicto era variable: 201 para demandas civiles inferiores a 1000 dracmas; 401 para demandas civiles superiores a los 1000 dracmas,[15] y múltiplos de 500 para asuntos penales.
[16] Con el número impar se evitaban los empates en las votaciones, pues en tal caso el acusado era absuelto inmediatamente.
[21] No obstante, dado que muchas veces un buen discurso era fundamental para convencer a los jueces, proliferaron los logógrafos,[22] como Antifonte, a quienes se encargaba escribir dichos discursos.
[23][2] En caso de condena, algunas penas venían fijadas por la ley, pero normalmente la acusación o eisangelia proponía una pena, y otra alternativa el condenado, ante las que debían decidir los miembros del jurado.
A la vez, la ficha sobrante la descartaba introduciéndola en el ánfora de madera.