De regreso a Inglaterra, se puso a las órdenes del arzobispo de Canterbury, Teobaldo, que impresionado por su capacidad y sagacidad, y por su educación, le encargó varias misiones en Roma.
Becket le pareció la persona idónea para defender sus intereses; el joven canciller se convirtió no solo en un fiel servidor de Enrique II, sino también en un excelente compañero de caza y diversiones, manteniendo, no obstante, con mucha diplomacia, su renuncia a las pretensiones del rey.
A Foliot se le dio en compensación el obispado de Londres.
Becket trató de llegar a un acuerdo mediante la discusión de los puntos expuestos por el rey, pero ante la obstinación del mismo, se negó a firmar el tratado.
Becket negó el derecho de la asamblea para juzgarlo y recurrió al papa; pero, dándose cuenta del peligro que corría, se exilió voluntariamente el 2 de noviembre, refugiándose en Francia.
Se dirigió a Sens donde se encontró con el papa Alejandro III, quien recibió asimismo a unos enviados del rey que solicitaban, en su nombre, que tomase medidas contra Becket y enviase un legado a Inglaterra con autoridad plenaria para resolver el problema.
Enrique persiguió al arzobispo fugitivo, dictando una serie de decretos contra Becket aplicables a todos sus amigos y partidarios; pero Luis VII de Francia lo acogió y le ofreció su protección.
Obviando esta limitación sobre su jurisdicción y persistiendo en sus principios, Becket pactó con los legados y se sometió a las condiciones del rey a cambio de que este respetase los derechos de su orden.
Ambas partes siguieron irreconciliables y Enrique, apoyado por sus partidarios, se negó a devolver las propiedades eclesiásticas que había invadido.
La tensión existente entre ambas partes imposibilitaba una salida satisfactoria y la catástrofe se veía venir.
Becket fue rodeado y los cuatro caballeros le asestaron varios tajos en la cabeza con sus espadas.
Fue canonizado por el papa Alejandro III apenas tres años después, en 1173.
Este hecho histórico enlaza casualmente con varios puntos de España.
Edificado en el siglo XIII con arquitectura típica del Renacimiento por su estructura fuerte y arcos de medio punto.
En Colombia, en el municipio de Buenavista (Sucre), su parroquia principal está dedicada a este ilustre y conocido santo.
Asimismo se dice que surgieron dos manantiales de cristalinas aguas cuando golpeó el suelo con su báculo.
La supuesta ausencia de ruiseñores en Otford también se atribuía a Becket quien, al ser molestado en sus rezos por el canto de un ruiseñor, habría ordenado que nunca volviera a cantar ninguno en la ciudad.