Pintor con taller en Zaragoza, de reconocida fama, llegó a ser nombrado pintor del rey Juan II de Aragón.
[1] La tabla central, típica de la producción de Grañén, sigue una composición repetida, por ejemplo, en la tabla central del retablo de Albalate del Arzobispo, de la misma fecha, con la Virgen entronizada rodeada de ángeles músicos y a sus pies, arrodillado a su derecha, el retrato de mosén Esperandeu de Santa Fe, anteriormente Ezmel Azamel, comerciante judío, a cuya costa se realizaron 1406 las obras de reparación del hospital judío de Tarazona y que, tras su conversión al cristianismo y bautismo, adoptó el apellido Santa Fe y el escudo nobiliar que frente a él exhibe un ángel tenante.
[2] Para la iglesia de San Salvador de Ejea de los Caballeros contrató en 1440 el retablo mayor que a su muerte dejó sin terminar, siendo concluido por su sobrino Martín de Soria, quien seguramente venía colaborando ya en él con su tío y procurador y en unión del también pintor Juan Ríus.
Conservado in situ, no es fácil determinar la parte que corresponde a cada uno, fuera de las escenas del banco, dedicadas a la Pasión de Cristo, desde la Última cena al Camino del Calvario, que parecen obras enteramente de la mano de Grañén.
Un año más tarde, en 1455, el concejo de Ejea se vio obligado a pedir un préstamo al judío de Tauste Faym Baçó para hacer frente al elevado coste de la obra,[2] (diez mil sueldos), que vendría justificado por el tamaño del retablo y porque en el precio convenido por Blasco de Grañén se incluía la cantidad de dos mil seiscientos sueldos que costaba la labor del trabajo en madera —imagen titular y mazonería— encomendado por el pintor a los tallistas Domingo y Mateo de Sariñena, que volverían a colaborar con él en el retablo de San Jaime para la iglesia parroquial de Épila.