[5] La composición de esta pieza se desarrolló según algunos estudiosos probablemente en 1763, o como muy pronto en 1761, al mismo tiempo que la Sinfonía n.º 33.
En cuanto a la participación del clavecín como bajo continuo en las sinfonías de Haydn existen diversas opiniones entre los estudiosos: James Webster se sitúa en contra;[8] Hartmut Haenchen a favor;[9] Jamie James en su artículo para The New York Times presenta diferentes posiciones por parte de Roy Goodman, Christopher Hogwood, H. C. Robbins Landon y James Webster.
No obstante, existen grabaciones con clavecín en el bajo continuo realizadas por: Trevor Pinnock (Sturm und Drang Symphonies, Archiv, 1989-1990); Nikolaus Harnoncourt (n.º 6–8, Das Alte Werk, 1990); Sigiswald Kuijken (incluidas las Sinfonías de París y Londres; Virgin, 1988-1995); Roy Goodman (Ej.
Las obras que adoptan la forma de sonata da chiesa barroca se abren con un movimiento lento y continúan con otro más rápido.
En su conjunto la sinfonía destaca por su extrema brevedad y por la manera en que los cuatro movimientos estándar se reducen a tres.
Se abre con una larga introducción lenta, marcada Adagio, de carácter serio casi "eclesiástico".
El oyente cree que continuará a la manera típica de la sonata da chiesa, pero Haydn traza el camino hacia el movimiento propiamente dicho, un Allegro molto en forma sonata, una solución mucho más clásica al problema formal.
El Allegro molto propiamente dicho está, como muchos otros movimientos rápidos de apertura en do mayor, en 2/4, con el habitual aire bullicioso y "festivo".
El minueto está escrito en estilo galante y se combina con un trío concertante, en el que tanto los oboes como las trompas tienen su oportunidad de brillar.