Sinfonía n.º 23 (Haydn)

Sin duda fue creada para una de las galas que llenaban el gran salón del príncipe Esterházy.

En cuanto a la participación del clavecín como bajo continuo en las sinfonías de Haydn existen diversas opiniones entre los estudiosos: James Webster se sitúa en contra;[7]​ Hartmut Haenchen a favor;[8]​ Jamie James en su artículo para The New York Times presenta diferentes posiciones por parte de Roy Goodman, Christopher Hogwood, H. C. Robbins Landon y James Webster.

No obstante, existen grabaciones con clavecín en el bajo continuo realizadas por: Trevor Pinnock (Sturm und Drang Symphonies, Archiv, 1989-1990); Nikolaus Harnoncourt (n.º 6–8, Das Alte Werk, 1990); Sigiswald Kuijken (incluidas las Sinfonías de París y Londres; Virgin, 1988-1995); Roy Goodman (Ej.

El movimiento de apertura está en ágil ritmo ternario y alterna dos temas igualmente animados, ambos coloreados por la trompa, que en conjunto miran hacia la posterior Sinfonía n.º 92 "Oxford".

El movimiento lento está escrito solamente para las cuerdas, y tiene cinquillos de fusas en las voces graves.

Sugiere la idea de una joven bailarina que enseña los pasos a su amante menos ágil mientras éste intenta seguirle el ritmo.

La segunda mitad está marcada con un signo de repetición, pero el director puede elegir "entre omitir el da capo para no arriesgarse a que el final sorpresa se anticipe".

Haydn hacia 1770.