Sinfonía n.º 29 (Haydn)

[1]​ Esta sinfonía muestra al joven Haydn prosperando y creando con una facilidad segura bajo el patrocinio de Esterházy.

En cuanto a la participación del clavecín como bajo continuo en las sinfonías de Haydn existen diversas opiniones entre los estudiosos: James Webster se sitúa en contra;[6]​ Hartmut Haenchen a favor;[7]​ Jamie James en su artículo para The New York Times presenta diferentes posiciones por parte de Roy Goodman, Christopher Hogwood, H. C. Robbins Landon y James Webster.

No obstante, existen grabaciones con clavecín en el bajo continuo realizadas por: Trevor Pinnock (Sturm und Drang Symphonies, Archiv, 1989-1990); Nikolaus Harnoncourt (n.º 6–8, Das Alte Werk, 1990); Sigiswald Kuijken (incluidas las Sinfonías de París y Londres; Virgin, 1988-1995); Roy Goodman (Ej.

Las secciones más graves del coro de cuerdas a veces participan en el desarrollo junto con los violines.

[4]​ La melodía se comparte pasando del violín primero al segundo, por así decirlo van pronunciando una palabra cada uno.

El minueto exhibe una atmósfera vigorosa y terrenal, con trompas "walking" que marcan el ritmo.

Este Finale parece reflejar los primeros intentos operísticos del maestro austríaco, que entre 1761 y 1765 escribió cuatro óperas cómicas italianas breves, la mayoría de las cuales no han sobrevivido.

Haydn hacia 1770.