Por primera vez, los coches eran baratos y lo suficientemente fiables para los desplazamientos en conjunto.
El sistema de Sirrine usó las palabras no iluminadas stop (pare) y proceed (continúe).
En 1910, Los Ángeles tuvo el registro más alto de automóviles per cápita en el mundo, ya que era una ciudad rica con un buen sistema de calles, cuyo clima permitía la conducción durante todo el año (los coches abiertos eran la norma hasta 1923).
El primer semáforo automático que utilizaba luces rojas y verdes eléctricas fue patentado por William Ghiglieri en San Francisco, California en 1917.
Ellos tenían suficiente influencia en la ciudad de San Luis, Misuri para bloquear una ordenanza contra cruzar la carretera en el punto dictado (jaywalking[9]) en 1936, pero que parece una excepción aislada de su impotencia política.
En el plano jurídico más fundamental, el Derecho anglosajón (Common law) había sostenido que todos los usuarios de la calle eran iguales.
Garrett Morgan fue la primera persona en lograr la patente por un semáforo de tres etapas eléctrico en 1923.
Sin embargo, su semáforo aún distaba del actual pues tenía dos brazos y usaba palabras iluminadas.
El semáforo está formado por los siguientes componentes:[12] El tipo más frecuente tiene tres luces de colores: Nota: En el paso del verde al rojo, el ámbar dura 3 segundos.
Su versión más utilizada, el semáforo peatonal, permite a los peatones conocer cuántos segundos restan para cruzar la calle de forma segura.
Esto puede crear congestión vehicular y aumentar el riesgo de accidentes.
También se pueden usar para dar preferencia a los peatones sobre el resto del tráfico de la vía.
En algunos casos los semáforos peatonales pueden tener rojo de tiempo para que el peatón pueda juzgar si tiene tiempo suficiente para cruzar la vía, en el momento en que el contador llega a cero inmediatamente el semáforo peatonal cambia a rojo.
En algunos casos se usan semáforos para dar prioridad o controlar independientemente el flujo de vehículos del transporte público.
Estos semáforos son más comunes en Europa, aunque pueden ser vistos por todo el mundo.
El semáforo más común es el que tiene tres luces: roja, ámbar –a veces llamada amarilla- y verde.
El estándar universal –los semáforos en vertical- es que el ámbar esté en el medio, el rojo arriba y abajo el verde.
La señal de luz ámbar sin los otros colores se utiliza en el Reino Unido, Irlanda y Australia.
La barra parpadea y el amarillo desaparece dando paso al color rojo.