[1] Cada tribu sabea rendía culto a diferentes deidades planetarias como el Sol, la Luna, Júpiter, Mercurio y Venus (que tenía un templo en Saná).
Mahoma estableció la tolerancia por la gente del Libro mencionada en el Corán, aduciendo que estos eran los judíos, los cristianos y los sabeos (es decir, las religiones monoteístas), los cuales tenían derecho a practicar su credo, aunque pagando un impuesto.
Sin embargo, a diferencia de los mandeos y zoroastrianos que se mantuvieron ininterrumpidamente, los sabeos antiguos desaparecieron gradualmente al ser absorbidos por el Islam.
En fechas recientes, el teólogo estadounidense Marc Edmund Jones fundó en 1923 una organización conocida como la Asamblea Sabea.
Este grupo todavía se aferraba a una creencia pagana relacionada con la religión babilónica, en la que los dioses mesopotámicos ya habían sido venerados en forma de planetas y estrellas desde la antigüedad.
Según Tobias Churton,[13] cuando el Califa Al-Mamún llegó hasta Harrán en su campaña contra los bizantinos interpeló a los habitantes de la ciudad por no ser musulmanes, judíos, cristianos o zoroastrianos, y amenazó con que debían convertirse a una de las religiones del libro, o perecer cuando él volviera.