El rococó es un movimiento artístico nacido en Francia, que se desarrolla de forma progresiva entre los años 1730 y 1760, aproximadamente.[cita requerida] Según Étienne-Jean Delécluze, el término «rococó» fue inventado en torno al año 1797 como una broma por Pierre-Maurice Quays, alumno de Jacques-Louis David.La transición del Rococó, también conocido como el «estilo Luis XV», a nuevas formas y expresiones artísticas empezó hacia 1720.[2] Este estilo, llamado en su tiempo «del gusto moderno», fue despreciado por sus críticos y detractores neoclasicistas con la palabra rococó.El artista pasa a trabajar con más libertad y se expande el mercado del arte.El Rococó se presenta como un arte al servicio de la comodidad, el lujo y la fiesta.Fue rápidamente acogido en la zona católica de Alemania, Bohemia y Austria, donde se fusiona con el Barroco germánico.Inglaterra es la primera en revalorar el estilo Luis XIV, que es como se denominaba erróneamente al comienzo.No sorprende por lo tanto que el Rococó francés fuera utilizado sobre todo en el interior de las casas.Figuras de porcelana, platería y, ante todo, el mobiliario incorporan la estética del Rococó cuando la alta sociedad francesa quiere adecuar sus casas al nuevo estilo.Las habitaciones se diseñan como un conjunto que, con una marcada funcionalidad, combina ornamentación, colores y mobiliario.Por su misma naturaleza, estas tendencias arquitectónicas tuvieron muy poco reflejo en las construcciones oficiales, fueran laicas o eclesiásticas.También el toque delicado y la sensibilidad de Thomas Gainsborough (1727–1788) reflejan el espíritu rococó.La escultura es otra área en la cual intervinieron los artistas del rococó.En general, este estilo fue expresado mejor mediante la delicada escultura de porcelana, más que con estatuas marmóreas e imponentes.En este periodo podemos mencionar a los escultores franceses Jean-Baptiste Lemoyne, Robert le Lorrain, Michel Clodion y Pigalle.La factura de estas obras corresponde, mayoritariamente, a Antoine Gaudreau, Charles Cressent, Jean-Pierre Latz, Françoise Oeben y Bernard van Risen Burgh.En residencias urbanas, el «hôtel» o mansión en la ciudad, la planta se divide en unidades espaciales relativamente pequeñas con lo cual se obtienen ámbitos especializados, de diferente medida según su función: salón, comedor, cuarto, antecámara, galería, gabinete.Gaya Nuño, en un artículo de 1970,[3] estimaba que la corriente rococó había tenido poca aceptación en España a causa del estorbo que le había hecho el último barroco español, genuina creación nacional a diferencia del importado rococó.[4] Como pintores españoles del siglo XVIII, cercanos al Rococó pero de tendencia academicista, destacan Luis Meléndez y Luis Paret; también el italiano Giovanni Battista Tiepolo, que trabajó en España junto a Mengs.[5] En el ambiente cortesano de Madrid encontramos los más hermosos ejemplos del Rococó español.Con la llegada del rococó los ideales de la Ilustración empezaron a ser perceptibles, pero no tuvieron una gran influencia.También deben ser incluidos como maestros importantes del Rococó germánico monumental Johann Baptist Zimmermann, Antoine Pesne, Joseph Ignaz Appiani, Franz Anton Zeiller, Paul Troger, Franz Joseph Spiegler, Johann Georg Bergmüller, Carlo Carlone, entre muchos otros, que dejaron una marca en sus obras en palacios e iglesias.Arquitectos como Borromini o Guarino Guarini sirvieron como fuente de inspiración a las pequeñas cortes alemanas que deseaban imitar lo francés y recurrían con frecuencia a arquitectos de dicha procedencia.En Potsdam, Georg Wenzeslaus von Knobelsdorff realizó para Federico el Grande el palacio de Sanssouci, a imagen y semejanza del Gran Trianón.En Prusia, Matthaus Daniel Poppelmann (1662-1736), construye en Dresde el pabellón de fiestas del Zwinger, cuidando que armonice con el paisaje.Se puede incluir en el rococó a Friedrich Hagedorns, Ewald Christian von Kleist y el suizo Salomon Gessner, famoso por sus Idilios, pero también como pintor.Con todo, eliminada su exterioridad más explícita, el resultado pudo ser aceptado como en consonancia con un ambiente dedicado al culto.El estilo Rococó se adapta muy mal al oficio solemne de la función religiosa, con el tabernáculo, el altar o el púlpito.En el caso de grandes objetos, la escultura rococó resulta bella, pero a la vez se encuentra un parecido con el Barroco.Un elemento distintivo es el dorado que cubre los fríos materiales metálicos, más aceptables para la implantación en ambientes no profanos.